30 julio 2023

Memoria de un curso masificado


Hubo un tiempo en el que me daba la vida para hacer memorias trimestrales en este blog. Ahora casi me conformo con hacer un somero repaso anual destacando lo más importante. Este ha sido el séptimo año en el equipo directivo del IES Bovalar, un año muy complicado, muy intenso y, en ocasiones, duro de sobrellevar. La principal causa de todo ello ha sido la masificación del único centro de Secundaria de la zona oeste de la ciudad de Castellón, un centro planificado hace 23 años para 600 alumnos y que va ya por 900, un centro al que acuden transportados más de 300 alumnos de otras zonas de la ciudad porque no hay otro instituto en el que alojarlos. Esa masificación ha provocado numerosos efectos adversos: la pérdida de las aulas-materia, que tan buenos resultados nos habían dado en años anteriores; la supresión del salón de actos, la biblioteca, las aulas de música y dibujo; la ocupación de espacios como pasillos y distribuidores para uso educativo; la imposibilidad de realizar guardias con más de un grupo (excepto en el patio); la falta de aulas para reuniones o actividades que durasen más de una hora o que requiriesen de más de 25 sillas... Esto en cuanto a espacios, porque los efectos sobre la metodología, sobre la coordinación de actividades o sobre la tutoría, son inexplicables: tened en cuenta que teníamos nueve grupos de 1ESO y otros tantos de 2ESO. Todos esos achaques han paralizado buena parte de las iniciativas previstas en el proyecto de dirección actual, lo que ha supuesto una gran decepción profesional para todos los que lo habíamos diseñado.

Como era de esperar, a pesar de las ratios reducidas (23 alumnos en 1ESO y alrededor de 26 en el resto de niveles, excepto Bachiller), los problemas de convivencia han aumentado notablemente, eso sí, manteniéndose muy por debajo de los 700 partes y 45 expedientes de hace ocho años. La imposibilidad de hacer tutorías conjuntas ha mermado la eficacia del programa TEI, que nos había beneficiado bastante desde su implantación. Para el curso que viene volveremos a ello, combinándolo con la mediación, a ver qué tal sale. 

¿Qué panorama se presenta para el curso que viene en cuanto a este problema? La creación de un nuevo instituto aliviará en parte la presión sobre 1º de ESO donde reducimos dos grupos. También, con gran pesar, nos abandona la FP de jardinería y arreglos florales. Solo nos quedamos con dos PFQB de necesidades educativas especiales, con grupos muy reducidos. En septiembre, después de tres años, recuperaremos la biblioteca y el salón de actos, y parte de la organización por aula-materia. Seguiremos sin aulas de música ni dibujo y con 900 alumnos (más de 200 solo en 2º de ESO), pero al menos nos queda la esperanza de ir bajando grupos desde la base.


Los resultados académicos han ido en la línea de otros cursos, siempre con una leve mejora respecto a cursos anteriores. Las estadísticas de repetición siguen siendo tristes, pero, con la nueva ley, solo repiten los que consideramos que pueden aprovechar esa repetición, que es algo bastante positivo. Por primera vez hemos hecho un análisis de los resultados de los repetidores, algo que trasladaremos a cursos sucesivos, no solo con los repetidores, sino también con aquellos a los que se ha promocionado con bastantes asignaturas suspendidas. Esperamos sacar conclusiones a medio-largo plazo, si nos dejan. Estas son las conclusiones de este año:


Esto desmiente la creencia de que en la ESO nadie repite o que las repeticiones siempre son excepcionales y por el bien del alumno. Es cierto que tras muchos de esas cifras hay situaciones de absentismo, pero, incluso en esos casos, la repetición perjudica más que ayuda, pues deja a esos alumnos en una situación de mayor vulnerabilidad y desapego del sistema escolar, en grupos con compañeros unos años menores que ellos. También hay que desmontar la interesada cantinela de que se regalan títulos. En un estudio longitudinal que compara los matriculados de 1ESO en un curso y los titulados cuatro años después, se pone en evidencia que en algunos centros, como el mío, no llegamos ni al 55% de titulados en ESO.

Por lo demás, el centro sigue sus dinámicas habituales en cuanto a la atención a la diversidad y la inclusión (unidad CiL, PFQB, compensatoria, Comisión Stonewall...), con la satisfacción, entre otras, de tener a la primera titulada gitana, primero en la ESO y luego en el Grado Medio de FP, con premio autonómico incluido. La votación de los ámbitos de 1ESO dejó un resultado muy ajustado de 43 a favor frente a 47 en contra, por lo que el curso que viene volveremos a la organización por asignaturas en este nivel; con ello perdemos también las 45 horas de codocencia que correspondían a este recurso. La supresión de la asignatura del Proyecto Interdisciplinar se lleva también por delante la radio y la revista de centro que habían empezado a funcionar este curso. El cambio de gobierno autonómico nos preocupa por dos cuestiones que deberían garantizarse por ley: el mantenimiento (o bajada) de ratios (ya he comentado que tenemos ratios bajas desde hace tres años) y la inclusión educativa con recursos. Nos queda ver cómo va evolucionando la política educativa en estos aspectos, porque el discurso y el programa electoral apuntaba hacia el refuerzo de la escuela concertada, lo que me hace temer un nuevo recorte en la pública, como ya hemos vivido en otras épocas. 

En cuanto a mis clases, por primera vez en veinte años no he tenido grupos de 1/2 ESO, aunque me he ocupado del aula de convivencia y de Casa Camarón (ya en fase de extinción, como explicaré en algún momento). Desde la jefatura del departamento se nos conminó a los definitivos a ocuparnos del Bachiller, ya que casi nadie quiere hacerse cargo de ellos. De hecho, este próximo curso vuelvo a tener un grupo de 2º de Bachiller porque no hay voluntarios. En este nivel no hay lugar para innovaciones ni proyectos, porque el objetivo, mientras no cambien las pruebas de acceso, es aprobar la Selectividad. Por supuesto, seguiré vinculado a la comisión de convivencia y a la compensatoria, porque solo se puede gestionar un centro de especial dificultad desde la cercanía con el alumnado y familias más vulnerables, con ese 45% del alumnado a quien nadie le regala ni sobresalientes ni títulos.

Nos queda todavía un día de trabajo, un día para terminar de pulir horarios, grupos, logística y otros detalles de un nuevo curso que comenzaremos con ilusión, como siempre. Por último, solo queda agradecer su inmensa labor a mis compañeras de equipo, a mis colegas del claustro, que han sufrido la masificación en primera línea, y a toda la comunidad educativa del Bovalar (AMPA, familias, alumnado, PAS...), que cada día es más grande y más digna. 

16 julio 2023

Sesquidécada: julio 2008

El verano de 2008 lo pasé en gran parte leyendo novelas juveniles, salteadas con otros libros de gran formato. De esas lecturas juveniles podéis encontrar las reseñas en la nota de julio y en la de agosto de aquel año, así que no voy a insistir en ellas.

De aquel julio, para esta sesquidécada recupero solo la novela ambientada en la Edad Media Un mundo sin fin, de Ken Follet, segunda parte de Los pilares de la Tierra. Como dije en su día, los best sellers no siempre tienen que ser lecturas de escasa calidad. Con esta saga disfruté bastante (eso sí, me quedé en esos dos títulos y no he seguido más allá), porque facilitan una lectura tranquila, reposada, sencilla, muy acorde a los calores y ritmos del verano. Son libros que te pueden acompañar al monte, la playa o la piscina, incluso con el ruido de fondo de un parque acuático. Sé que muchos ya habéis disfrutado de Follet y similares, pero si aún no os habéis acercado a ello, aprovechad el verano para daros ese placer. Feliz descanso.