Las películas de Almodóvar pueden resultar exageradas, rocambolescas en ocasiones, pero más de uno se reconoce en ellas. Lo mismo pasa con el cine de Berlanga, tan desmesurado como la vida misma. No existe eso que la gente llama normalidad y, como decía Tolstoi, todas las familias felices se parecen unas a otras, pero cada familia infeliz lo es a su manera. En las novelas de Nando López todo es tremendamente normal en su excepcionalidad. Esas situaciones que pueden parecer azarosamente anómalas se acaban convirtiendo en momentos ordinarios de lo cotidiano. Esa es para mí la mayor virtud de sus obras, junto con el impecable manejo de los diálogos.
La versión de Eric, su última novela, sigue en esa línea de presentar al lector una realidad tan habitual como invisible, la realidad de unos personajes que se buscan a sí mismos dentro y fuera de sus cuerpos, la realidad de unos pensamientos que afloran en diálogos intensos y verosímiles, la triste realidad de una sociedad que trata las diferencias como trastornos, en lugar de considerarlas una riqueza. Para mayor gozo del lector, la estructura narrativa permite mantener el suspense hasta prácticamente las últimas cinco páginas de la novela, un logro que no resulta fácil sin recurrir a efectismos o lugares comunes.
No entiendo muy bien por qué hay novelas que se encasillan en la literatura juvenil y acaban siendo etiquetadas como lecturas para jóvenes. La versión de Eric, a pesar de haber ganado un premio de literatura juvenil, es mucho más que una novela juvenil. Es cierto que la trama implica a adolescentes y se articula sobre un suceso que se ha de resolver, pero la profundidad de los temas y la técnica empleada la acercan más a la novela negra que a la novela juvenil. Ya ocurrió lo mismo con otras obras del mismo autor, La edad de la ira o Nadie nos oye, ambas novelas difíciles de encasillar. En cualquier caso, hay que leer La versión de Eric sin esa presión de la etiqueta, para poder disfrutarla como una buena novela, simple y llanamente.
En cuanto a Nando López, quienes lo seguimos de cerca sabemos que está convirtiéndose en un referente de nuestra época, como también lo han sido Berlanga o Almodóvar, un referente literario, pero también una figura clave en la reivindicación de la diversidad, esa diversidad que nos hace más ricos y más humanos.