20 enero 2014

I Encuentro de Docentes de Lenguas en Educación Secundaria



La enseñanza de la lengua vive un debate permanente que afecta tanto al qué enseñar como a los procedimientos y recursos didácticos. ¿Podemos afirmar que hay un acuerdo acerca de que aprender una lengua es fundamentalmente aprender a usarla para actuar en los diversos ámbitos sociales? 

Es difícil no estar de acuerdo con esta afirmación, pero no resulta fácil actuar en consecuencia, ya que implica una ruptura con el enfoque tradicional orientado a la trasmisión de conocimientos. 

Ocurre lo mismo con la enseñanza de la literatura: ¿se trata de transmitir conocimientos sobre la historia literaria o formar lectores competentes?, ¿hablamos de enseñanza de la literatura o de educación literaria? Según la respuesta, las exigencias metodológicas serán unas u otras. 

Además, en la actualidad estamos asistiendo a profundas transformaciones en el modo de acceder a la información y de procesarla, en el modo de producir y de difundir los textos. Estas transformaciones implican una ampliación de los objetivos educativos relacionados con las habilidades lingüístico-comunicativas y proporcionan nuevos escenarios para la intervención didáctica. 

Parece pues que hay motivos más que sobrados para que el profesorado de lenguas y de literatura creemos espacios de encuentro que propicien la conversación, el análisis y el debate sobre la enseñanza de nuestras materias.

El I Encuentro de Docentes de Lenguas en Educación Secundaria, que se celebrará en el IES Chaves Nogales de Sevilla el 22 de marzo de 2014, tiene como objetivo fundamental conversar y debatir acerca de algunos problemas centrales de la enseñanza de las lenguas y de la literatura. En algunos casos se trata de los viejos problemas: cómo redefinir los contenidos objeto de aprendizaje en términos de habilidades lingüístico-comunicativas; qué estrategias didácticas son necesarias; qué papel juega el conocimiento explícito de la lengua en el desarrollo de habilidades y destrezas; qué entendemos por educación literaria y qué caminos conducen a ella; etc. Pero además, es ineludible que estas cuestiones las abordemos en el marco de los nuevos retos abiertos por la comunicación en Internet.

Los impulsores de este encuentro somos profesoras y profesores que desde hace algunos años conversamos en Internet, promovemos proyectos colaborativos, reflexionamos sobre los problemas de la enseñanza de las lenguas y de la literatura, participamos en actividades de formación… La Red nos ha permitido ayudarnos unos a otros a crecer profesionalmente.

Si estás interesado en participar, entra en el blog del Encuentro. En él encontrarás el programa y el formulario de matrícula. Te invitamos también a seguirnos en Twitter: @profeslengua14.

17 enero 2014

Sesquidécada: enero 1999


"Lo esencial es invisible a los ojos: solo se ve bien con el corazón." Antoine de Saint-Exupéry

Esa cita me acompañó durante años. Estaba en un cartel bien visible de un lugar que por entonces frecuentaba; no había leído nunca El Principito, porque mi maestro del cole, don Arturo, había preferido que leyésemos a Azorín. Como adolescente, me conformaba con anotar alguna cita y recordar ésta tan famosa que encabeza la primera sesquidécada del año. Así que ya había yo entrado en mi treintena, en enero de 1999, cuando me decidí a leer el clásico de Saint-Exupéry, y lo hice disfrutando de la versión original en francés. El Principito, con su complejidad existencial, vino a sumarse entonces a esa lista de libros que parecen escritos para niños pero que en absoluto lo son. Una larga lista que incluye la deliciosa prosa poética de Alfanhuí, la divertida burla política de Los viajes de Gulliver, la agridulce crítica social de Canción de Navidad, el alegato contraeducativo de Pinocho, la subversión moral de Pippi Calzaslargas, el despertar a la vida de La isla del tesoro, o el absurdo desorden del mundo en Alicia en el País de las Maravillas. Tal vez este 2014, cuando se cumplen 100 años de la primera edición de Platero y yo, sea un momento ideal para leer o releer esos "clásicos para niños" con la mirada que les corresponde. 

Crédito de la imagen: 'Le Petit Prince'