La culminación de este curso 2009-2010 llega de la mano de una sorpresa esperada, un oxímoron que apenas describe el sentimiento de encontrarte con algo que imaginas grande, pero que aun así te impacta por su esplendor. La intrahistoria de la película de La Celestina realizada por mis alumnos de bachiller daría para mucho más que una nota en este blog. Sin embargo, no seré yo quien dé cuenta de ello, pues he permanecido al margen de este gran proyecto llevado a cabo durante seis meses, fuera de horas de clase, robando tiempo a otros menesteres y ocios propios de los jóvenes de su edad. Mis catas puntuales en el trabajo fueron la supervisión del guión, la promoción del tráiler y una apresurada visión de varias escenas unos días antes del estreno. Así que todo el mérito debe atribuirse a este magnífico grupo de bachilleres (algo más de veinte alumnos/as de dos grupos de bachiller que han contado, en ocasiones, con el apoyo de otros compañeros) que han sabido organizarse y desplegar un esfuerzo que yo mismo hubiese sido incapaz de acometer. De hecho, han buscado patrocinadores, se han montado una productora propia (Celestina films, con camisetas con el rol impreso en la espalda) y piensan distribuir el DVD con extras, todo bajo licencias Creative Commons.
Algunos de los promotores del proyecto ya han participado de un modo u otro en el mundillo de los blogs (incluso entrevistados para Radio Tres Tizas). Bajo la magistral batuta de David Gil (joven promesa de la educación y bloguero), director y guionista, un equipo técnico y artístico -que podría avergonzar a algunos profesionales- ha desarrollado un plan de trabajo cuidadoso, lleno de detalles escénicos, literarios, verbales, etc., con un mimo y una pasión envidiables. Aunque la labor de todos es encomiable, debo destacar la tarea impresionante de Samuel Tomás (también músico en ciernes), que ha dedicado más de 50 horas al montaje de la película (incluyendo banda sonora copyleft), algunas contra reloj para que estuviese a punto el día del estreno; también Eva Vinuesa, directora de fotografía, quien ha manejado las cámaras (impresionante la tarea de rodar con dos cámaras de aficionado, muy simples) para que los planos y contraplanos funcionasen correctamente sin desvelar que no estamos en el siglo XV; no se queda atrás la fuerza interpretativa de Celestina (Tamara Atiénzar), Melibea (Alba Marmaneu), Calisto (Alejandro Castel), de los criados y criadas, y del resto de actores, así como la invisible mano de quienes han ayudado con el vestuario o atrezzo.
A continuación, podréis disfrutar de esos 50 minutos de adaptación (muy fiel en cuanto al texto y al sentido), con tomas falsas al final. Como destaqué en el estreno (un éxito de público total), creo que Fernando de Rojas estaría orgulloso de ver su obra así representada. Y para quienes no paran de lanzar denuestos contra los jóvenes de hoy día, les recomiendo que se queden hasta el final y reflexionen acerca de si ellos mismos hubiesen tenido la paciencia de llevar a cabo un trabajo voluntario con tanta pasión.