He reflexionado sobre estos asuntos, sobre el poder que ejercen las palabras sobre el mundo que nos rodea; cómo, en la medida en que nombramos la realidad, se nos aparece ante los ojos mediante la invocación de las palabras.
Y me he acordado de un autor también enamorado de las palabras, casi enfermo de ellas: Elías Canetti.
Os dejo algunas de las citas que me apunté hace ya mucho tiempo, cuando todavía pensaba que también las palabras pueden cambiar el mundo; pero eso fue antes de conocer a los políticos...
- Nombrar es el mayor y más serio consuelo del hombre.
- El mito es una historia cuya frescura aumenta con la repetición.
- Se esfuerza por saber cada vez menos, y para eso tiene que aprender un montón.
- Escritor es alguien que inventa personajes que nadie le cree y, sin embargo, nadie olvida.
- Hay cierta tristeza en las palabras desnudas, pero yo no soy sastre, y antes que probarles un traje prefiero seguir triste.
- Queda muy poco de lo que soñamos de jóvenes. ¡Pero el peso de ese poco!
- Algunas palabras tienen tantos sentidos que vale la pena haber vivido sólo para conocerlas.
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5 comentarios:
He podido disfrutar este verano de ese denso homenaje a la cultura y a los libros que es Auto de fe. Admiro su decisión política de exiliarse de la Alemania nazi en 1938 para adquirir posteriormente la nacionalidad británica. Las frases están bien elegidas especialmente aquella de "Queda muy poco de lo que soñamos de jóvenes. ¡Pero el peso de ese poco!". Con un poco de esfuerzo no es difícil hincarle el diente a Canetti. Algún día me atreveré con Masa y poder. Saludos. Feliz semana de fiestas. ¡Qué suerte tienen algunos!
Es fascinante saber que el judeoespañol fue la lengua materna de Canetti o Cañete, parece que éste era su origen.
¿Cómo deben de sonar estas citas en sefardí? Seguro que las palabras adquieren otras resonancias.
Canetti lo sabía bien, pues su conocimiento de varios idiomas debió de darle el pasaporte hacia el sentido más allá de la forma.
Había escogido estas citas por su valor lingüístico, pero me he dado cuenta de que llevan mucho detrás. Veo que las referencias literarias que van apareciendo en las librerías y en los blogs apuntan hacia los genocidios de otras épocas. Quizá todos estamos un poco contagiados y asumimos con cierto temor la posibilidad de que la historia se repita. Como dice Lu, para un judío sefardí las palabras tenían también el valor de recuperar los orígenes.
En cuanto a la cita que destacas, Joselu, la incluí pensando en tus últimos escritos, así que puedes considerarla una dedicatoria.
Qué extraño Canetti, su obsesión con la escritura; esa megalomanía de programarse una obra a lo largo de de gran parte de su vida (Masa y Poder). No sé, hay algo energuménico en él. Fingía voces cuando cogía el teléfono de su casa. Ahora ando con La provincia del hombre. Me gustaron sus memorias: aquel rufián enamorado de una sirvienta de su casa, que al ser descubierto por el niño Canetti le amenaza con cortarle la lengua. Él lo entendió como una absolución. Y luego la relación con su madre...
Para otro rato, su sugerente etimología de la palabra slogan (por eso de la campaña).
En fin, feliz descanso
¿Pero aún hay alguien que duda del poder mágico de las palabras? Los seres humanos estamos todos sometidos a su sortilegio. Sólo cambian las formas, según las culturas, per que no le quepa a nadie la menor duda que estamos al antojo de ellas. De quien sepa utilizar la palabra precisa en el momento adecuado.Lo que pasa es que nadie ha sabido desentrañar la esencia de este encanto, por esto son maravillosas...
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