26 febrero 2025

Sesquidécada: febrero 2010

Tengo anotado en las lecturas de febrero de 2010 un libro de Luis Landero del que apenas me acuerdo; lo mismo me ocurre con otro de Herta Müller, que había obtenido el Nobel el año anterior. Es frecuente que en mi recuperación de lecturas de hace quince años para estas sesquidécadas me encuentre con libros de los que no consigo recordar nada. Sin embargo, me sorprende en esta ocasión que ocurra con un autor que me encanta, Landero, y con otra autora que seguramente leí con mucho interés, Müller. Podría culpar al ebook y la lectura en pantalla, pero justamente tengo apuntado que esos libros los saqué de la biblioteca, así que solo lo puedo atribuir al inexorable paso del tiempo y a las cosas de la edad.



Aun así, tengo dos libros de aquel mes que sí han dejado buen recuerdo en mi memoria. El primero es La elegancia del erizo, de Muriel Barbery, una novela que tuvo notable éxito en aquellos días y que llegó incluso al cine. Es una obra con ingredientes que no suelen fallar: una mujer mayor con muchas experiencias de vida para contar y una niña superdotada con muchas inquietudes y curiosidades que saciar. A esto hay que añadir numerosas referencias literarias y una narración ágil que engancha al lector desde el primer momento. Buena recomendación para cualquier lector y para cualquier edad.



El segundo es un clásico que no me explico por qué no había leído hasta entonces: Crónicas marcianas, de Ray Bradbury. No creo que merezca la pena extenderme en dar razones para leerlo, porque forma parte del canon y porque es un referente en la ciencia-ficción de calidad. Un conjunto de relatos que habla más de nosotros que de los marcianos; un conjunto de relatos lúcidos, divertidos y críticos. Un libro imprescindible. 

20 enero 2025

Sesquidécada: enero 2010


Al repasar las lecturas de aquel enero de 2010 me ha alegrado comprobar que guardaba buen recuerdo de todas ellas, algo poco habitual cuando redacto estas sesquidécadas, en las que en más de una ocasión tengo que rebuscar en el fondo de armario de la memoria (y de internet) algún detalle o incluso la trama principal de esas lecturas antiguas, incluso de las que recuerdo con cariño.

Tres novelas traigo, tres, hermosas y diferentes, y recomendables las tres a pesar del tiempo pasado. La primera es una novela de un autor que seguro ya conocéis: George R.R. Martin, pero no se trata de su célebre saga de la Canción de Hielo y Fuego, sino de una obra que remite por un lado a la novela gótica y por otro a las narraciones sureñas del estilo Mark Twain o de William Faulkner. Sueño del Fevre es un relato vampírico maravilloso, con todo el encanto del terror sutil del siglo XIX y el ambiente de los vapores fluviales del Misisipi. Por cierto, de este autor de sagas podríamos saltar a otra saga actual de ríos sureños, también con elementos fantásticos: Blackwater. Ahí dejo el anzuelo.



La otra novela recomedada va de trenes y túneles y se trata de Los túneles del paraíso, de Luciano García Egido. Es una ficción basada en la historia real de la construcción de la línea ferroviaria entre Salamanca y Portugal, concretamente la que unía la Fregeneda y Barca d'Alva. En la novela se aprecia el esfuerzo titánico de tanta gente de la zona y de forasteros atraídos por el sueño de una vida mejor. Casi quince años después pude visitar esa zona, con la línea tristemente cerrada a pesar de su atractivo paisajístico y patrimonial, y dar sentido a muchas de las historias que se entrelazan en la novela. Recomiendo por tanto su lectura y la visita a este camino de hierro que, una vez más, demuestra el poco aprecio que tenemos en este país por el patrimonio histórico ferroviario.



Por último, una curiosa novela policíaca en la que las detectives son Las ovejas de Glennkill. La escritora alemana Leonie Swann alcanzó bastante notoriedad con esta intriga en la que un rebaño de ovejas ha de resolver la muerte del pastor. Con buenas dosis de ingenio y humor, el lector irá descubriendo con ellas los entresijos de un crimen pastoril. Divertida y ligera para empezar el año con buen humor.