Dos novelas de misterio, cada una a su manera y bajo estilos muy diferentes, protagonizan la sesquidécada de octubre. La primera es El talento de Mr. Ripley, de Patricia Highsmith, un clásico del género negro que ha sido adaptado al cine y que se ha convertido casi en una saga. Se trata de una novela desconcertante en la que la fuerza del mal permanece latente, apenas intuida, hasta que desborda la trama y nos atrapa casi por sorpresa. Es uno de esos relatos que provoca la desazón por ser demasiado real y cercano, a pesar de las ficciones y a pesar del entorno exquisito en el que se desarrolla. Una novela muy recomendable para los aficionados al suspense psicológico.
La segunda novela, mucho más próxima, es El otro barrio, de Elvira Lindo. Creo que es una obra a la que no se le ha hecho justicia. Se lanzó como la primera novela para adultos de la autora cuando todavía se la encasillaba en la saga de Manolito Gafotas. Luego se hizo una edición juvenil. Ahora es una rareza. Es una narración que se parece mucho a La edad de la ira, de Nando López, con la distancia del tiempo y del estilo particular de cada autor. Me gustó mucho el acercamiento de Lindo a los problemas de los jóvenes, un acercamiento que rompía con los tópicos habituales que los rodean. Durante bastante tiempo la estuve recomendando de manera personalizada para algunos alumnos, que agradecían su lectura. No he regresado a ella y puede que haya perdido aquel atractivo que me atrapó en su día. Quizá vuelva a probar suerte en algún momento.
La primera ahora la recomiendan mucho en inglés, un clásico escolar.
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