Las lecturas de marzo de 2004 fueron más variadas que las de meses anteriores. En aquel año saltó a las librerías el éxito de Carlos Ruiz Zafón La sombra del viento, que supuso un hito reseñable en la historia de los best sellers patrios. En la estela de El código da Vinci y otros títulos como El club Dumas, Ruiz Zafón cocina unos ingredientes muy atractivos para el lector: misterio, libros, elementos con tintes fantásticos, historia, ambientes brumosos, ciudades con encantos ocultos... Había leído algunas de las novelas juveniles del autor y el estilo encajaba bien con su trayectoria, tanto que algunos de esos títulos juveniles se reeditaron como si fuesen novelas para el público general. Aunque me gustó bastante La sombra del viento, no continué con ninguno de los otros libros de la saga, una serie que continúa hasta la actualidad y que no creo que me despierte ya tanta curiosidad como aquella primera obra.
Muy distinto es el caso de Hay algo que no es como me dicen, una extraña obra de ensayo sociopolítico de Juan José Millás sobre el caso de Nevenka Fernández e Ismael Álvarez. Leí esta obra con el corazón encogido, quizá porque todavía no existían las redes sociales y uno no alcanza a imaginar lo que puede ocurrir cuando se mezcla el acoso sexual con la política, la corrupción y el abuso de poder. Lamentablemente, el caso de Nevenka no sirvió para que los partidos políticos fuesen más transparentes ni para que los hombres dejasen de ser tan machistas. La protagonista ganó en los tribunales pero perdió en todo lo demás. Y quince años después siguen saltando a los medios casos similares.
El último libro reseñado en esta sesquidecada es El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde, de Robert Louis Stevenson. No es una obra que requiera mucha explicación, pero debo destacar que releerla con cierta edad me proporcionó un nivel de lectura mucho más rico que el de la lectura juvenil que suele plantearse en el aula. El monstruo genera un terror y compasión que se vuelve demasiado cercano cuando se entiende desde la psicología humana. Dicen que los clásicos son libros que nunca pierden vigencia y que ofrecen una y otra vez lecturas cada vez más enriquecedoras: eso pasa con esta novela, viva hoy más que nunca.
Yo tardé muchísimo en leer La sombra del viento " y me pareció un bluf de cuidado, con fallos narrativos evidentes, además.. Aún no entiendo ni el éxito ni el entusiasmo... Para gustos, colores supongo.
ResponderEliminarLos clásicos van cayendo poco a poco, la lista de pendientes es enorme. Stevenson es un buen aliado para el aula y existen diferentes versiones de sus obras asequibles
ResponderEliminarReconozco el valor de Carlos Ruiz Zafón como incitador de la lectura juvenil. A mis alumnos les encantaba El palacio de la medianoche o Marina. Luego algunos seguían por La sombra del viento y la saga, no muchos pero sí algunos, Mis sobrinos de quince y dieciséis años por ejemplo. Además La sombra del viento ha tenido real impacto internacional. Es uno de los pocos libros que ha llegado a los Estados Unidos, lo que es muy difícil. Yo lo leí y me gustó, pero cómo tú me ha faltado la decisión de leer su saga completa. ¿Razones? ¿Creer que la historia ya estaba contada? ¿Desconfianza ante los bestsellers? ¿Saturación mediática de Ruiz Zafón? ¿Desdén por el éxito? No lo sé. pero algo de cada una de estas razones ha habido por mi parte. Sin embargo, yo rechazaba a Javier Marías hasta que leí Berta Isla. Había leído un par de novelas suyas que no me habían convencido, pero Berta Isla es muy buena. Tengo pendientes Los enamoramientos.
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