Hace 10 años, el 26 de mayo de 2006, empezaba la andadura de este blog. Aunque no era mi primer blog, pues ya en 2003 había comenzado a escribir en la red algunos artículos, Re(paso) de lengua sería mi primer blog profesional orientado a la Educación. Después de aquella primera entrada, he publicado otras 650 notas que jalonan esta década en un camino más vital que virtual. Muchas cosas han cambiado desde entonces en la red, en la Escuela y también en el propio blog. Quizá lo único que permanece casi inmutable es esa declaración de intenciones que todavía hoy encabeza este espacio digital:
Para los profesores de lengua y literatura, este blog pretende ser la Cueva de Alí Babá, en la que encontrar alguna idea, algún germen que permita abrir caminos, sembrar dudas, avivar el seso de los más inquietos.
No soy el más apropiado para juzgar si Re(paso) de lengua ha cumplido aquellas expectativas para los lectores que se acercan a mi cueva de Alí Babá. Es cierto que he compartido auténticos tesoros, especialmente los trabajos de mi alumnado; también he ido abriendo caminos que me han llevado con mayor o menor acierto a terrenos desconocidos. En ocasiones, la cueva ha sido albergue para el encuentro de forajidos educativos. Pero, al final, más que cueva, este blog ha sido un club social, un salón en el que he podido disfrutar de buenas compañías y llenar mi red de excelentes amigos y amigas. Conviene recordar que, allá por el 2006, la blogosfera ofrecía pocos lugares cálidos para la charla educativa, de ahí que guarde especial cariño a aquellos pioneros virtuales: Lourdes Domenech, José Luis González, Eduardo Larequi, Angus Iglesias, Felipe Zayas, Ana Ovando, Elisa de Armas, Leonor Quintana, Pedro Villarrubia, Fernando Trujillo, Néstor Alonso, Francisco Muñoz de la Peña, José Luis Gamboa, Domingo Méndez, Juanmi Muñoz, Víctor Cuevas, Isidro Vidal, Charo Fernández… A la mayoría he podido conocerlos después en persona y hemos acabado siendo amigos, lo que confirma que las redes pocas veces engañan, al menos si uno se mantiene activo en ellas durante suficiente tiempo.
En diez años en la red, que, como todos saben, equivalen a cincuenta de la vida real, uno ha visto de todo un poco: optimismo innovador, eclosión de las TIC, invasión de cacharrería, efervescencia de aplicaciones, web 2.0, web 3.0, Hawaii 5.0… He visto también desengaños y abandonos; sueños utópicos y pesadillas distópicas; mercachifles y buhoneros vendedores de humo, mucho humo. Es algo que ocurre en todos los ámbitos de la vida, así que en Educación también tenemos nuestra ración. Pese a ello, el balance después de este tiempo es muy positivo y no reniego ni de mis esperanzas, ni de mis ilusiones, puestas siempre en un cambio metodológico que, poco a poco, van favoreciendo las tecnologías educativas.
Recibir el premio Espiral Edublogs fue una de mis grandes alegrías como autor de un blog educativo; pasado el tiempo, ver que los blogs siguen vivos y cada día más activos, es otra gran satisfacción. Quizá marcado por ese sentimiento de bloguero primigenio, nunca he hablado mal de nadie ni aquí ni en la red, a veces mordiéndome la lengua, lo que me ha permitido mantener una relativa calma en esta casa: no juzgues y no serás juzgado, o nunca digas de este agua no beberé... Sí que me he quejado del desamparo que hemos sufrido en muchas ocasiones, como colectivo docente y como Escuela Pública. De esas quejas he recibido sobre todo solidaridad, apoyo y consuelo. Por eso siempre he defendido la necesidad de compartir y de visibilizar las tareas, así como las preocupaciones personales y colectivas. Un blog es siempre una ventana abierta, oxígeno vital. Escribir en este blog, en ese sentido, sigue siendo un bálsamo reparador.
Recibir el premio Espiral Edublogs fue una de mis grandes alegrías como autor de un blog educativo; pasado el tiempo, ver que los blogs siguen vivos y cada día más activos, es otra gran satisfacción. Quizá marcado por ese sentimiento de bloguero primigenio, nunca he hablado mal de nadie ni aquí ni en la red, a veces mordiéndome la lengua, lo que me ha permitido mantener una relativa calma en esta casa: no juzgues y no serás juzgado, o nunca digas de este agua no beberé... Sí que me he quejado del desamparo que hemos sufrido en muchas ocasiones, como colectivo docente y como Escuela Pública. De esas quejas he recibido sobre todo solidaridad, apoyo y consuelo. Por eso siempre he defendido la necesidad de compartir y de visibilizar las tareas, así como las preocupaciones personales y colectivas. Un blog es siempre una ventana abierta, oxígeno vital. Escribir en este blog, en ese sentido, sigue siendo un bálsamo reparador.
Ahora, con este décimo cumpleaños, se cierra también una etapa profesional en mi vida y se abre otra. A partir de julio me pongo al frente del Equipo Directivo de mi centro, el IES Bovalar, un centro al que llegué precisamente con destino definitivo en aquel mayo de 2006. Un instituto cuyas actividades siempre he difundido a través de este blog y del que me he sentido orgulloso en todas mis intervenciones virtuales y presenciales, especialmente en las relacionadas con la formación del profesorado. Asumir tareas directivas no era el sueño de mi vida, lo reconozco, pero hay momentos en los que hay que decidir entre la comodidad y la lucha por mejorar. Sé que no será tarea fácil y que exigirá renuncias, pero también me enfrento a ello con mucha ilusión y con buena compañía, intentando poner en marcha un proyecto ambicioso que nos lleve un paso adelante hacia el futuro. Espero que esta nueva labor nos permita hacer realidad ideas y proyectos sobre los que llevamos tiempo dando vueltas. Espero también tener tiempo para seguir con tareas de aula y poder contarlas en este blog, un blog que seguirá siendo vuestra cueva, vuestro albergue, vuestra casa.
Crédito de la imagen: '10'