Al hilo del Slow movement (ciudades lentas, educación lenta o pedagogía del caracol) la introducción de metodologías basadas en proyectos (ABP) me lleva cada día más a no tener prisas, a dejar que los procesos ocupen paulatinamente más tiempo en el aula y que la clase acabe convertida en un taller de producción en lugar de un auditorio de explicaciones. Por ejemplo, lo último que hemos estado trabajando en 2º de ESO es el Plan Lector del Año Internacional de la Luz. Los Planes Lectores, a pesar de ser de obligado cumplimiento y de afectar a TODAS las áreas del currículo, son una especie de leyenda urbana en los institutos, algo de lo que todos hablan sin haberlo visto o sin saber bien cómo aplicarlo. Por suerte, en mi centro somos bastante pesados y llevamos unos años promoviendo actividades globales para que todos los departamentos se impliquen en ello. A fin de cuentas no es tan difícil: en un plan lector se ha de leer de manera comprensiva, se ha de extraer información, se ha de reelaborar y se ha de presentar, es decir, competencias básicas, competencias clave de todas las asignaturas.
Para nuestra actividad, elegimos cuatro bloques dentro del tema de la luz. La ficha es esta:
A partir de aquí, tenían que trabajar en pareja, buscando información en sus casas pero trayéndola en bruto al aula para sintetizarla en clase con nuestra ayuda. Una vez preparada esa síntesis, la actividad se abría en dos líneas:
a) Un breve trabajo monográfico que debía cumplir los requisitos formales y de contenido exigidos para ello: portada, índice, epígrafes, bibliografía, tipo de letra, números de página, etc.
b) Un mural de cartulina con imágenes y notas aclaratorias.
Además, en la libreta debían recoger una memoria de lo que se había ido haciendo día a día.
Para trabajar a gusto en grupo con murales, ordenadores y material fungible, desarrollamos la actividad en la biblioteca del centro, que acabó convertida casi en un scriptorium medieval. Debo decir que las tres semanas que nos ocupó esta tarea fueron frenéticas y que ni siquiera los dos profes que compartimos docencia dábamos abasto a supervisar y ayudar con las tareas. Eso sí, podemos dar fe de que todo el trabajo se hacía en el aula, pues cada pareja tenía su carpeta de material y estaba prohibido llevarse los deberes a casa. Con el trabajo artesanal de los murales, también comprobamos que todos los alumnos al final hacían algo, bien en su pareja o bien ayudando a otros (se daban casos de "subcontratación de especialistas", por ejemplo en hacer títulos o dibujos).
Al acabar los trabajos, cada pareja exponía su mural y explicaba tanto el contenido como la disposición del mural y el reparto de tareas. Esta exposición se evaluaba por parte de sus compañeros con una rúbrica de evaluación. Con ello también verificamos que este modo de trabajar había dado como resultado un aprendizaje real, pues el alumnado sabía responder las preguntas trampa que lanzaban algunos de sus compañeros. Los resultados de los murales y un fragmento de exposición podéis verlos en este vídeo:
Siguiendo el curso de este Plan Lector, dado que dentro de los textos argumentativos explicamos siempre la instancia como género de interés, aprovechamos para redactar instancias protestando por el exceso de iluminación urbana y su impacto en la contaminación lumínica. Curiosamente, esto nos sirvió también a los profes para aprender mucho más sobre las leyes actuales al respecto.
El redactado de la instancia también sigue esta pedagogía de la lentitud, pues las instancias se revisan una y otra vez hasta que están perfectas. Esta tarea cobra sentido también en la evaluación, ya que en el examen ya tienen que redactar una instancia siguiendo este modelo que se ha trabajado a conciencia en el aula. Hay alumnos que a la segunda vez ya la tienen lista, pero otros llegan a hacer cuatro o cinco borradores. Ello obliga a que los profes estemos en clase supervisando y corrigiendo continuamente: ortografía, pragmática, cuestiones formales... Para evitar tiempos muertos en el aula, se combina la instancia con otros textos como el anuncio por palabras. Os dejo una muestra de una de las libretas con tres borradores y la definitiva:
El redactado de la instancia también sigue esta pedagogía de la lentitud, pues las instancias se revisan una y otra vez hasta que están perfectas. Esta tarea cobra sentido también en la evaluación, ya que en el examen ya tienen que redactar una instancia siguiendo este modelo que se ha trabajado a conciencia en el aula. Hay alumnos que a la segunda vez ya la tienen lista, pero otros llegan a hacer cuatro o cinco borradores. Ello obliga a que los profes estemos en clase supervisando y corrigiendo continuamente: ortografía, pragmática, cuestiones formales... Para evitar tiempos muertos en el aula, se combina la instancia con otros textos como el anuncio por palabras. Os dejo una muestra de una de las libretas con tres borradores y la definitiva:
Como decía al principio, creo que este es el camino para desarrollar destrezas básicas. Muchos docentes se quejan de que el alumnado no sabe buscar información, que no sabe redactar un trabajo, que no sigue las normas mínimas de presentación. Curiosamente, nuestros alumnos reconocían que nadie les había dicho jamás cómo tenían que hacerlo y que de ese modo era difícil que lo hiciesen bien. En la Escuela, en lugar de correr tanto de unidad en unidad, más nos valdría ir paso a paso caminando sobre seguro: vísteme despacio, que tengo prisa, o festina lente que decían los romanos.
7 comentarios:
Nuestras didácticas son muy distintas, Toni, pero considero enormemente provechoso tu método de trabajo. Cada uno tenemos nuestras circunstancias personales y profesionales, nuestra historia, nuestras fes y suposiciones. Nuestras descreencias. Lo importante es empujar el carro adelante. Experimentar. Considerar aptos a estos muchachos complicados y nerviosos, irles llevando poco a poco hacia un cierto dominio de la lengua, hacer que la clase sea productiva y a ser posible interesante. Tú lo logras. Yo no tanto, pero no dejo de intentarlo. Los intereses de estos muchachos son tan alejados de los académicos que cuesta idear sistemas que los retengan mentalmente dentro del aula. Tú lo consigues y eso es la mejor evaluación de una didáctica. Luego con los años te verán en perspectiva y sabrán si era el camino adecuado.
Hoy mi hija de cuarto de ESO ha venido muy intrigada porque la profesora de lengua le ha corregido una oración que era algo así como: Dile la verdad antes de que se entere por otros medios. ¿Cuál es la subordinada? Y analízala. Mi impresión es que "antes de que se entere por otros medios" es una subordinada adverbial de tiempo. La profesora estimaba que era una subordinada sustantiva porque es "antes de eso". Yo le he dicho que le dé la razón a la profesora. El debate me parece tan poco interesante que no llego a comprender cómo se puede hilar tan fino en este análisis. Yo soy más de literatura que de lengua y el análisis sintáctico siempre lo he intuido como algo metido con calzador. Creo que es más importante aprender a hablar bien, a escribir bien, a comprender lo que se lee, a organizar mentalmente un texto que a saber distinguir una subordinada adverbial de tiempo de una subordinada sustantiva. Pero yo no era un crack en sintaxis y nunca le vi el qué a ello.
Toni, las prisas siempre han sido malas consejeras, por eso es bueno tomarse su tiempo. Además, el aprendizaje no puede someterse a calendarios, a fechas, a entregas... tanta presión disuade a más de uno.
Joselu, deja que intervenga para comentar la frase. No es una subordinada sustantiva. "Antes de que" es una locución conjuntiva que, como bien dices, introduce una oración subordinada con valor temporal.
¿Leerá esto la profe de tu hija?
Enhorabuena por involucrar en el plan lector a gran parte del instituto, no es fácil. Creo que es una de las mejores maneras de que el alumnado sea consciente de la importancia de la lectura. Eso sucede cuando comprueban que la lectura también es importante para el resto de profes y para el centro. Por otra parte, si el profesorado, después de leer tu entrada, no intenta probar una metodología similar en sus respectivos centros, no sé yo a qué esperan :)
Joselu: Veo a estos muchachos desubicados, sin saber bien qué esperamos de ellos, qué esperan sus profes y sus padres. Está claro que los estudios no son un fin en sí mismos, pues no están tontos y ven las noticias. Con estas actividades encuentran que hacen algo provechoso, que lo que aprenden lo saben explicar a los demás y, encima, generan algo físico y tangible. Hemos dedicado tiempo también a la sintaxis, de la que te lamentas. Soy bastante sagaz para la sintaxis, que me entretiene como antes podían hacerlo los crucigramas o los sudokus. En el aula de 2º hemos visto la oración simple, pero lo hacemos con esa mirada de acertijo, intentando no caer en las trampas del CD y del CI. No entiendo a los talibanes de la sintaxis (ni a los de la ortografía), pues siempre hay varias posibilidades de enfocar un análisis. Como dice Lu, la opción más sensata es considerar una subordinada de tiempo, pues la otra posibilidad (un complemento preposicional del adverbio "antes" cuyo término sea una subordinada sustantiva) me parece mucho más compleja y forzada. Pero reconozco que hay profes que se regocijan en la sintaxis durante demasiado tiempo (es más fácil de corregir también). En este trimestre que hemos dado mucha, en el examen solo contaba 3 puntos. El resto eran competencias prácticas.
Lu: No podría cambiar ahora de instituto porque dudo que me dejasen trabajar con tanta libertad en esos otros centros regidos por profes tradicionales y bajo la presión del libro. Gracias por tus notas sintácticas.
Mª José: La pelea por el plan lector es larga y ardua y no siempre bien entendida. Si te fijas, el tema no es de lengua ni literatura y aún así nos sirve para trabajarlo. Pues ni por esas conseguimos la participación de todo el claustro. En fin...
Creo que por lo menos si queremos trabajar la redacción, es imprescindible adoptar tu método lento, ir paso a paso y corregir muchos borradores. De lo contrario, solo sobreviven aquellos que ya saben expresarse de serie y los demás acumulan lagunas de año en año. Comparto el tema de que hay que dedicar las semanas que haga falta a cada cosa o proyecto, al menos mientras podamos por ley.
Como explicas con esta propuesta tan interesante hay que elegir entre extensión o profundidad, hay que elegir entre el proceso o el producto. Quizás esta sea la elección básica para el cambio metodológico. Si se decide trabajar el proceso se necesita tiempo, el aprendizaje requiere tiempo no puede ser una carrera de fondo para cumplir un "temario".
Qué bien me ha venido la completa descripción de vuestro proyecto... Tengo que apearme de las prisas y caminar al ritmo del aprendizaje distendido. Un abrazo.
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