Tres meses han pasado ya del I Encuentro de Docentes de Lenguas en Educación Secundaria celebrado en Sevilla. Un tiempo de reposo, un tiempo de asimilación en el que participantes y seguidores han podido revisar los materiales publicados en el blog y sacar algunas conclusiones al respecto. Hasta ahora no os habíamos mostrado las conclusiones de la evaluación del Encuentro.
Muchos de nosotros pensamos que un encuentro de estas características era necesario; vuestra participación, vuestras opiniones y la retroalimentación a lo largo de estos meses ha demostrado que no estábamos equivocados. Aquí queda todo el trabajo desarrollado durante aquella mañana de sábado y alguna que otra más: conferencia inaugural, líneas de reflexión, talleres, experiencias didácticas...
En este siglo de la hipercomunicación, los docentes de lengua hemos de encontrar claves que nos ayuden a ser más profesionales y más eficaces a la hora de formar a los adultos del mañana. Es posible que en algunas de aquellas líneas de reflexión se hayan planteado cuestiones que nos faciliten esa labor. Es posible que de aquella jornada hayan surgido también las dudas fundamentales que habremos de resolver en el próximo encuentro… porque esperamos que haya un II Encuentro. ¿Alguien se anima a tomar el relevo?
Yo no estuve, claro está, en este encuentro, pero por lo que veo hay unanimidad en la consideración del evento como muy interesante o interesante. Sin embargo, hay un uno por ciento que no lo consideró interesante. Es un porcentaje que se mantiene en todas las cuestiones. Creo que conocer las razones de esa disidencia sería altamente motivador a pesar de la marea entusiasta que suscitó. Tal vez en ese uno por ciento encontremos al profesor medio que no se suele dejar arrastrar por la alta emocionalidad de estos encuentros que propenden a la aquiescencia en la innovación pedagógica, a la ilusión metafísica, al eros panteístico y dionisiaco y más siente la docencia real como un espacio de superación y desafío, de alfabetización y disciplina, de conocimiento y esfuerzo.
ResponderEliminarSolo elucubro, pero entiendo que estos encuentros son como un cónclave de la masonería al que van los que de antemano están de acuerdo y no se producen verdaderos debates profundos sino que favorecen el hervor profético de gurús que tienden sus manos al cielo y claman por que todo sea totalmente diferente, como si se hubiera producido una interrupción entre la edad Media, a la que volvemos, por un tortuoso Renacimiento del que pretendemos alejarnos, para dar salida a la genialidad libre del niño al que se pone un instrumento tecnológico en sus manos para que domine el presente del que es poseedor y albacea.
Me hubiera gustado leer qué opinaba ese uno por ciento.
Un cordial saludo.
Es cierto que habría que preguntar la opinión de ese/a docente que discrepa, pero me preocupa mucho más el silencio de los miles de docentes que siguen estancados en una repetición mimética de lo que aprendieron, como copistas medievales, como escolásticos incapaces de alejarse del dogma, ortodoxos de una metodología caduca. Me sorprende que hables de gurús que "claman por que todo sea totalmente diferente", cuando los que acudieron (yo tampoco pude ir) son profes de base, buenos conocedores del aula, que precisamente hablaron de metodologías que llevan años cuajando (enfoques comunicativos, fomento lector, evaluación mediante rúbricas...), sin apenas espacio para cacharrería digital, pues las herramientas no importan tanto como los métodos para enseñar y aprender.
ResponderEliminarReconozco que soy de la secta de los que piensan que hay otra Escuela posible, en la que las TIC ocuparán al menos el mismo lugar que ocupan en la vida real. Será una Escuela en la que por fin los alumnos no pensarán que entran en un monasterio medieval, en la que aprenderán a comunicarse y a forjar su propio aprendizaje con herramientas de este siglo, gracias a unos docentes que sabrán distinguir el grano de la paja... aunque siempre habrá algún fraile que considere herejía todo aquello.
Antonio, pretendía animar el debate provocando un intercambio de puntos de vista. Tienes razón, posiblemente muchos de aquellos profesores son innovadores que aplican enfoques comunicativos, fomentan la lectura, evalúan mediante rúbricas... Hablé un poco a la ligera. Sin embargo, me doy cuenta que además de ser innovador ante los chavales hay que tener un cierto carisma comunicativo. El profesor que se pone ante ellos, no solo ha de desarrollar enfoques nuevos alejados de los scriptorium medievales, sino que ha de ser una persona competente emocionalmente para comunicarse bien. Y esto, algunos profesores tradicionales lo hacen muy bien y otros que son muy novedosos no consiguen concitar esa comunicación necesaria en el aula. El profesor ha de ser una persona interesante para ellos. Si consigue aunar innovación y comunicación será un éxito, si no, será un fracaso. Conozco profesores tradicionales que son maravillsosos con sus alumnos y estos los quieren porque les hace trabajar y esforzarse, porque el comentario que más temo de los alumnos es que digan al final del curso: no hemos hecho nada. A veces he tenido que aparcar mis ímpetus innovadores porque me han pedido sintaxis algunos alumnos. Y otras veces en que había sido totalmente innovador me he encontrado con ese terrible comentario sobre el curso: no hemos hecho nada. Tengo contradicciones.
ResponderEliminarUn cordial saludo.
Joselu: Tampoco mi respuesta pretendía ser agria. Hablas de destrezas docentes que nadie debería poner en duda, sobre todo la empatía y la capacidad de comunicar (a un público que no desea hacerlo). Eso es evidente y nadie debería cuestionarlo. Sin embargo, hay docentes que se quedan ahí, que se conforman con su capacidad de conectar pero no buscan una mejora de la calidad, bien sea a través de las TIC o bien sea a través de la actualización metodológica o científica. En una nota anterior, eduideas comentaba los distintos ámbitos en los que un profe debería estar formado, y eso sigue fallando, creo que por cierto aire de soberbia o autosuficiencia. En cuanto a los comentarios del tipo "no hemos hecho nada", es fácil desmontarlo cuando pones tiempo de por medio, pues esas clases al final son las que más poso dejan.
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