En mayo de 1999 leí mi primera novela premio Planeta, una novela que protagoniza esta sesquidécada. En aquellos años de ilusión filológica aún creía que existían premios literarios buenos y malos. Con el tiempo he ido descubriendo que hay obras buenas y obras malas, y que los premios suelen ser accidentes que ocurren en el seno de una cultura y sociedad determinadas. El premio Planeta no escapa de las veleidades de este tiempo tan dado al chamarileo y el agradecimiento de favores, como bien contaba el otro día mi apreciado Rafael Ballesteros en su más que recomendable blog DesEquiLIBROS. Por todo eso, no es de extrañar mi prevención filológica contra la máquina planetaria de vender libros, una prevención que me mantenía lejos de los premiados por la familia Lara.
Sin embargo, aquella primavera de 1999 vencí mis temores y me puse a leer El jinete polaco, de Antonio Muñoz Molina. Era inevitable que lo hiciese, pues ya había leído otras novelas del autor y estaba más que satisfecho con su estilo y su universo narrativo, del que ya he hablado en otras ocasiones. De hecho, la lectura de El jinete polaco venía a complementar otra de sus novelas más apreciadas: Beatus ille. Sé que el estilo de Muñoz Molina es tan particular que puede resultar poco atractivo a los lectores que buscan acción o tramas sorprendentes; por eso mismo me extrañó que le concediesen el premio Planeta en su día, ya que era una novela que se enredaba en los vericuetos de la memoria histórica y, además, lo hacía con una narración compleja, en ocasiones muy técnica, demasiado literaria para el lector estándar.
Han pasado los años y sigo recordando no ya la trama, sino las sensaciones que me produjo aquella lectura. Supongo que eso es lo que consigue la buena literatura, independientemente de que le den uno u otro premio. Después de aquella ocasión, me he acercado a tres o cuatro novelas Planeta, pero ya no se ha vuelto a producir el milagro (me hubiese conformado con poder terminar algunas de ellas).
No quisiera cerrar este recuerdo lector sin mencionar que el próximo lunes este blog cumple 8 años. Re(paso) de lengua nació un 26 de mayo de 2006 con intención de "compartir experiencias y vivencias relacionadas con la docencia de la lengua y literatura en particular, y con el oficio de enseñar en general", y también de la "necesidad de replantear los términos en que se mueve la docencia en estos días inciertos". Con más de 570 notas escritas en estos años, no sé si algo de ello he cumplido, pero sigo dialogando conmigo mismo y con otros buenos amigos que aún se asoman por aquí. Gracias.
Cuando Muñoz Molina ganó el Planeta pensé que era el final temprano de su carrera.
ResponderEliminarMe equivoqué, porque El jinete polaco es acaso una de sus mejores obras.
Me reencantó, pese al Invierno en Lisboa, que tanto me impresionó.
Pero confieso que no soy objetivo en este caso. Como tampoco lo soy con Torrente.
Muchas gracias por tan generosa mención.
Ballester, Torrente Ballester.
ResponderEliminarA ver si alguno se va a liar.... XD
El jinte polaco recibió el premio Planeta en 1991 y yo lo compré en un día de junio de 1992. Lo leí, mejor dicho lo devoré, en un agosto de esos en que me quedaba en Barcelona tras un viaja por Irlanda. Barcelona estaba en plena eclosión de los JJOO que yo desdeñaba o miraba desde lejos sin acercarme para nada a la Villa Olímpica. Me dediqué a leer con fruición libros rabilargos como éste o Los hermanos Karamazov y creo que Moby Dick. Recuerdo con agrado, aunque he olvidado la trama, el libro de Muñoz Molina, un escritor del que he leído prácticamente todo. Es de mi generación y me identifico con su condición de outsider. También me gustaría vivir en Nueva York. Tal vez me gusten más los libros de su primera época como los que citas, El invierno en Lisboa, Beatus ille, Beltenebros, pero no he dejado de disfrutar con casi todo lo que ha escrito.
ResponderEliminarMe atrae su negativa a ser considerado un escritor andaluz a pesar de las críticas que se le han dirigido por su falta de entusiasmo por las procesiones, El Rocío y la feria de Abril. Es como Antonio Machado, un escritor que necesita vivir fuera de Andalucía y en este caso de España y que no comulga con la cultura andalucista que se ha impuesto abrumadoramente.
Laico, sin estridencias, que habla en voz baja, sin gritar y que frecuenta las hemerotecas como fuente inagotable de literatura.
Simplemente felicidades por tu blogocumpleaños :)
ResponderEliminarfelicidades profe y blog de referencia educativa y humana. Ya sabes, compartimos justo por leer a Muñoz Molina y un nacimiento, Tú, el de tu blog y yo el de mi peque :)
ResponderEliminar¡Felicidades, Toni!
ResponderEliminarNo es la primera vez que te digo lo mucho que significó para mí descubrir este rinconcillo tuyo.
Aunque transcurridos los años y con lo que nos han cambiado las redes, mis visitas parezcan esporádicas por la ausencia de comentarios, no me pierdo ni uno solo de tus "ábrete sésamo" y espero poder seguir disfrutando de tus tesoros mucho, mucho tiempo.
Un fuerte abrazo.
Muchísimas felicidades por estos ocho años de compañía en la red y por hacernos felices con tu blog. Aunque últimamente estén todos los blogs un poquito de capa caída, el tuyo es uno de los referentes que tenemos todos los profes de Lengua y Literatura y, aunque por el momento Twitter y Facebook estén ganando la batalla, estoy seguro de que volveremos a los blogs, al menos como herramientas de aula. Los blogs de investigación, de análisis, de reflexión educativa, de recursos igual desaparecen o reducen sus publicaciones, pero mientras tú sigas dando un poco de guerra, te visitaremos y nos alegraremos de que estés en activo.
ResponderEliminarZorionak, Toni, molts d´anys!
Felicidades por estos ocho años, es difícil mantenerse en la brecha en este mundo digital pero Repaso de Lengua sigue creciendo y mejorando con la edad.
ResponderEliminarEs un placer leerte. Un saludo Antonio
Rafael: Muñoz Molina supo experimentar en distintos géneros y hacerlo con acierto. Me parece que ahora se ha acomodado en un estilo reflexivo y algo elitista con el que no acabo de conectar, pero que valoro por su calidad.
ResponderEliminarJoselu: Las novelas negras de Muñoz Molina son rara avis de nuestra literatura reciente y vale la pena conocerlas. También, como le ocurre a él, en mis raíces andaluzas hay un folclorismo que nunca he compartido: es mucho mejor sentirse universal :)
Eduideas: Gracias por estar ahí.
Mª José: Unidos por los destinos ;)
Inés: También a mí me alegra que el blog haya sido la excusa ideal para conocernos :)
Marcos: Ha cambiado mucho el modo de leer y escribir en la red. Tal vez estos blogs sean ya objetos anacrónicos destinados al olvido o la nostalgia. De momento sigue siendo mi casita virtual en la que os recibo con todo el afecto que merecéis. Gracias.
Speedy: Es un placer tener visitas tan fieles y amables como la tuya. Un abrazo.