Ya es costumbre que nuestra administración educativa recorte a puñados con una mano para repartir migajas con la otra. "Lo hacemos por mejorar la calidad, lo hacemos por tu bien y el de tus alumnos", dicen. Generalmente, este cambalache (o timo de la estampita) consiste en la conversión de un recurso al que tienes derecho en un objeto de mercadillo con el que se pueden negociar vacantes o cargos. Hablé de ello con motivo de los contratos-programa (por cierto, contratos que no se cumplieron ni en lo económico ni en la dotación de profesorado) y del distrito único, pero siento la necesidad de recordarlo una vez más en este deprimente inicio de curso. Digo deprimente porque no encuentro otro adjetivo para designar el estado de ánimo que se le queda a uno cuando, después de cinco años desarrollando la docencia compartida en los grupos más necesitados de 2º de ESO, ha de resignarse a echar por tierra ese trabajo y empezar de nuevo. Somos cinco profesores de Lengua y Literatura para más de 600 alumnos. Hace años que renunciamos a dar optativas (ya perdimos las horas para la revista, para la optativa de prensa, no pudimos ofertar Literatura Universal...) porque ello suponía dejar sin refuerzos y desdobles el Primer Ciclo de ESO, donde llegamos a alcanzar en varios grupos el 90% (no es una errata, no) de fracaso escolar. Llevamos años pidiendo por escrito otro docente en el Departamento, sin que nadie conteste siquiera. El profesor completo de lengua para Educación Compensatoria de hace años (conviene recordar que estamos en un centro CAES, es decir, con alto porcentaje de alumnado en situación de exclusión social o de marginalidad) se convirtió en media jornada de un maestro de Pedagogía Terapéutica para refuerzo y ha acabado convertido en tres horas semanales de apoyo para Necesidades Educativas Especiales. En resumidas cuentas, hemos pasado de 6 profesores para 350 alumnos a 5 profesores para 650.
Sé que todos los que nos dedicamos a esto estamos sufriendo situaciones parecidas y que es mala época para plantos y elegías. Pero reconozco que estoy enfadado, y mucho. Enfadado porque la administración educativa nos manda profesores de otras especialidades cuando no sabe qué hacer con ellos, incluso sabiendo que va a haber que improvisarles carga horaria deprisa y corriendo; indignado porque, mientras mi centro tiene grupos completos cuyos alumnos repetidores llevan años sin aprobar una sola asignatura, otros centros organizan grupos de Excelencia Educativa; airado porque ni siquiera me puedo plantear la mitad de actividades que realizaba en 2º de ESO, a menos que deje desatendidos a buena parte de alumnos de cada clase; sublevado porque cuando lleguen las pruebas diagnósticas de mayo, el alumnado de este centro no se va a examinar ni de Tecnología, ni de Música, ni de Historia, ni de Biología, ni de Religión... se va a examinar, entre otras cosas, de competencias lingüísticas y comunicativas de las que es responsable mi departamento, y que dichas pruebas arrojarán de nuevo deprimentes resultados para cerrar este ciclo de penuria profesional.
Con este panorama, solo me faltaba leer que la administración educativa (la misma que me priva de impartir clases con calidad y dignidad), esforzándose por el bien de las familias, va a premiar a quienes confeccionen sus propios materiales. ¿Saben qué les digo? Váyanse al carajo.
Crédito de la imagen: 'Shouting worm'
En todas partes estamos igual. Recortes en campos que parecían ganados, de pleno derecho, y luego parece que te hacen un favor en el último momento mandando un profesor de no sé qué que no completa horario. En mis dos últimos centros he sufrido el contrato-programa, una buena idea pero sin medios para ponerla en práctica.
ResponderEliminarEn fin. El curso pasado también empecé cabreada. Este año no me lo estoy tomando tan mal...a lo mejor lo triste es que hasta a estas cosas uno se acostumbra...
Toni, entiendo tu enfado. Es indignante lo que está pasando en los centros. Nosotros tenemos un bachillerato de 40 alumnos que a duras penas caben en el aula.
ResponderEliminarEl proyecto de Escuela 2.0 se ha borrado del mapa. Eso sí, tenemos pizarras digitales y libros de texto. Buahhh... es que me da horror pensarlo. Yo tampoco podré realizar ni la mitad de las actividades que hacía, porque con ratios altas es imposible. En dos años el declive está siendo imparable. ¡Cuánto hemos retrocedido!
Creo que todos podemos entender tu estado de ánimo. Centros masificados y otros amenazados de cierre, ambos por decisiones ajenas al desarrollo normal de la matrícula. Clases con desconchados y mesas que dan pena, ordenadores que no van en el aula de informática, desdobles imposibles por falta de profesores, docentes obligados a impartir afines de las que poco saben, claustros quemados y afirmando que irán a mínimos, cualquier extra censurado... Y lo peor aún está por llegar
ResponderEliminarLo que de verdad no entiendo es cómo no hemos sido capaces de plantarnos y seguimos tragando con todo lo que nos echan. Creo que los compañeros de Mallorca están dando buen ejemplo en estos días.
ResponderEliminarRo: Se está generando deliberadamente una Escuela-ONG en la que el profesorado asume que ha de sobrevivir y ha de hacer lo que pueda, como si estuviese en un hospital de campaña en Sudán. Se trae a colación la vocación docente, el auxilio social, hacer mucho con pocos medios... Eso sí, las elites económicas y políticas ponen a buen resguardo a sus vástagos, lejos de esa Escuela que ellos dicen administrar pensando en la calidad.
ResponderEliminarLu: No he querido hablar de los recursos materiales y/o digitales. Ahora parece interesar el ahorro de las familias en libros de texto, cuando nunca han facilitado la existencia de materiales alternativos a quienes lo planteábamos, ni tampoco pusieron coto al desmesurado precio de los libros. No tengo claro que dejar de usar libros de texto me haga mejor profesor, lo he dicho siempre. Me gustaría que esos libros en los que encuentro apoyo en el aula (ya que nunca me dejaron participar de la Escuela 2.0) costasen una tercera parte de lo que cuestan. Me molesta que de manera indirecta se acuse al profesorado del gasto familiar en libros. En cuanto al retroceso educativo, basta asomarse a un aula para verlo. Pero tendrían que asomarse.
Eduideas: Lo están haciendo muy bien, porque el plan de desmantelamiento progresivo se hace con inteligencia (que digo yo, ya podrían usarla para sacarnos de la crisis): no más recortes a lo bestia, sino de manera sibilina, enfrentando incluso a unos profes con otros. Esto que comento en el post lo dije en el claustro y sé que algunos lo vieron como un ataque hacia otros departamentos, como si uno tuviese que asumir en silencio su condición de puto y apaleado. Pues no, no debo callar, porque mi silencio hace peores mis clases y hace que mis alumnos aprendan menos. Es lamentable que nos hayan convencido de que el enemigo somos nosotros, y no los ineptos que gestionan los recursos.
Mª José: Como le digo a Eduideas, el divide y vencerás es la mejor manera de llevar a cabo esta política nefasta de desmantelamiento de la Escuela Pública: funcionarios contra interinos, definitivos contra comisiones de servicio, Tecnología contra Castellano, etc. Y entramos a trapo... :(
Tus datos, verdaderamente, dan miedo. Tanto hablar de calidad para llenarse la boca y cubrirse las espaldas como si esto se pudiera conseguir sin recursos. Cuánto discurso vacío y falaz...
ResponderEliminarSeguro que a pesar de todo tus alumnos aprenderán y saldrán adelante pero solo por la profesionalidad y el buen hacer. No le deberán nada a la administración solo a un profesor que sabía hacer su trabajo incluso en las peores condiciones.
Ánimo
Te entiendo perfectamente, Toni. En Navarra la situación es idéntica a la que describes. El año pasado a los profesores sustitutos se les hacía el contrato por horas y solo cobraban las lectivas. Este año se planteó contratar a dos profesores a media jornada en vez de a uno con jornada completa y no sé si lo están haciendo ya.
ResponderEliminarEso sí, pretenden que los resultados de PISA sean como los de Finlandia, pero sin invertir un duro. Como se dice en otro comentario, tragamos con todo y de vez en cuando hacemos una minihuelga para parecer que estamos en desacuerdo, pero a la hora de la verdad, no movemos un dedo.
La verdad es que soy muy pesimista y creo que esto no ha hecho más que empezar.
Qué voy a decir de Madrid, Toni. Lo triste es lo que dice Ro, que encima te acabas acostumbrando a este desmantelamiento que tan bien explicas. Y aunque por un tiempo pensé que es verdad que somos el gremio más necio y obtuso que pueda haber, cada uno empeñado en envidiar cicateramente la miseria del otro, también hay que ver que la sociedad participa y permite estos abusos, cuando hoy en día con esta crisis se tiene que volver a la escuela pública y las condiciones son leoninas...
ResponderEliminarMe temo, Toni, que el mismo discurso podría ser defendido en Cataluña, en Navarra, en Baleares, en Madrid... y todos juntos, deberíamos decir que estamos "enfadados, indignados, airados y sublevados" y que se "vayan al carajo", sí, y que lo hagan cuanto antes...
ResponderEliminarPues por lo visto, en todas partes estamos igual. Y es que yo esta película ya la he visto. Nada nuevo bajo el sol. Así por lo menos me consuelo.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz comienzo de curso.
Efectivamente Toni, los recortes de todo tipo hacen inviables experiencias como la docencia compartida, la acción tutorial y cualquier otra práctica que se salga de la rigidez de los horarios, las asignaturas, los temarios y el academicismo.
ResponderEliminarPero están forzando tanto la situación que se pueden encontrar con que los centros y el profesorado dejen de acatar sus directrices y empiecen a ejecutar nuevas formas de organizarse y de educar, ignorando los resultados de unas pruebas totalmente inútiles y fuera de lugar.
Tienes, tenéis, toda mi simpatía y todo mi apoyo.
Me ha recordado aquel prodigioso cuento titulado "El tormento de la esperanza" (L'Isle Adam, cito de memoria), en el que un condenado por la Inquisición es sorprendido por el Gran Inquisidor (creo) cuando estaba a punto de escapar de la cárcel. El fraile, inundado de paternalismo, le manifiesta su gozo por el hecho de que, así, cuando arda en la hoguera, podrá salvar su alma. Si se hubiera fugado, puede que hubiera muerto siendo un pecador hereje y hubiera ido al infierno. ¡Lo hizo por su bien! Como tú dices de los de la tijera. Salud(os).
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