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22 julio 2013

Sesquidécada: julio 1998

En esta sesquidécada que recuerda algunas de mis lecturas de julio de 1998 habrá dos menciones muy breves y un largo extracto reseña. Cada cual que aproveche según sus intereses veraniegos.

En los confines del mundo es una antología de relatos de Lord Dunsany, un autor que redirigió la ficción fantástica hacia terrenos que supieron abrir otros genios como Lovecraft. Algunos de sus cuentos se pueden leer en la red.


Raymond Queneau es más conocido por sus Ejercicios de estilo que por sus novelas, aunque recomiendo la lectura de Zazie en el metro (acompañada si se quiere por su versión cinematográfica), una delirante ficción de una niña que quiere conocer el metro de París justamente un día en el que sus trabajadores están en huelga. Para los curiosos, Queneau  participó también en la Sociedad Matemática de Francia y fue fundador de OuLiPo, el taller de literatura potencial en que tantos experimentos literarios se cocinaron en los años 60 y 70.



Finalmente, vuelvo a mi venerado Max Aub, cuyos Diarios pude leer con fruición durante aquel verano. Creo que la edición de Manuel Aznar en Alba editorial está ya descatalogada, por lo que debe ser difícil encontrar una edición en la actualidad. Por ello, me he animado a recoger algunos extractos que tienen especial valor para mí. Espero que os gusten. Y recordad: "La certeza es la fe; la duda, la literatura".



  • 17 de enero de 1941


Ha habido dos pueblos elegidos: el judío y el español. Ambos han querido imponer su religión al mundo. Ambos lo han esperado todo del milagro - y en el fondo sus sentimientos lo esperan todavía-. Prodigiosa esperanza... De eso morimos matando.

  • 3 de febrero de 1941

La certeza es la fe; la duda, la literatura.

  • 14 de mayo de 1941

Crisis de la moral en sí. La gente traiciona no por servir un ideal o por propio provecho (Fouché, Danton) sino por abandono total de toda dignidad. Porque la traición ha llegado a ser una cosa natural. La gente no tiene adónde agarrarse porque todos los adversarios tienen como medios los exclusivamente utilitarios. Proclaman que los medios no le hacen, que lo que se busca es el fn, que una vez éste conseguido ya dignificaremos los medios. ¡Como si hubiera un fin en la historia!

  • 11 de enero de 1945

La gente ha dejado de leer novelas en la proporción de los periódicos y revistas que ve. Prefiere la aportación a granel, sin que haga trabajo de selección. Se debe en parte a que la “ficción” se huele a falso, sin darse cuenta de que la “información” lo es tanto o más.

  • 22 de enero de 1945

Decimos: habiendo tanto que decir, tanto que, por mucho que hagamos, siempre quedarán casos que poner en relieve, ¿para qué inventar? Creo que no tengo derecho a callar lo que vi para escribir lo que imagino.

  • 17 de marzo de 1948

¿Quién habla estos días de Franco? Grajo feliz con la peste de los demás. El fascimo se nutre de cadáveres o de su olor. (...) No hay nada más espectacular que la muerte.

  • 28 de abril de 1950

Es curioso: ahora hace poco más o menos once años que salió uno de España, donde estáis enterrados: tú, Federico [García Lorca]; tú, Miguel [Hernández]. Es curioso: once años, y por persona decente.
Es decir, que si uno fuese un desvergonzado, un cínico, un deshonrat -que dicen por mi tierra-, o un rico -esto último con ciertas limitaciones-, entonces sí hubiese podido pisar esa tierra donde estáis enterrados de mala manera. Qué tiempos, ¿no?

  • 24 de marzo de 1951

Creo que la literatura tiene algo más que hacer que divertir: debe tener razón. Creo que la literatura tiene algo más que hacer que ser bonita: debe tener razón. Debe tener razón en todos los sentidos de la frase. No quiero creer que nada existe porque sí: la belleza menos que nada, ni la calidad.

  • 15 de octubre de 1951

Escribo por no olvidarme.

  • 1 de marzo de 1952

¿Qué queréis, que se dobleguen o callen todos a vuestro albedrío? Pues yo no. Salí de España por no callar -porque ésa es mi manera de combatir, porque mi profesión es la de escritor- y no callaré mi verdad.

  • 5 de abril de 1952

No admitiré nunca, creyendo como creo en el progreso, que se sacrifique la libertad en pro de un porvenir que sé no será más que un eslabón de un estadio futuro que, a su vez, será también la base de otro. Hay que retener siempre lo bueno -lo agradable, lo hermoso- y desechar lo malo -lo desagradable, lo feo-; y lo bueno y lo malo tal como lo juzgue cada uno. (...)
Todos los novelistas son ateos. Ya el arte en sí, por lo que tiene de creación, y contrario a la idea de Dios.
Toda religión es enemiga del arte.

  • 22 de noviembre de 1953

Nunca han estado tan distantes los puntos de vista del poeta y del político. La dictadura que hoy impera en la mayor parte de estados del mundo sólo permite la expresión que le conviene y ésta es, por ende, mediocre. Sólo los exiliados pueden permitirse el lujo -lo es- de escribir algo valedero, en espera de que, al prolongarse las dictaduras, sus voces se vayan extendiendo por consunción.

  • 25 de marzo de 1954

Queda la policía, mi odio hacia ella, la seguridad de que su prevalencia sobre el mundo de hoy nos lleva a una época oscura.

  • 20 de marzo de 1966

Ahora ha pasado demasiado tiempo -para mí-, no me tendrán que recordar sino descubrir. Y en España no se descubre a ningún escritor: sólo se olvida. Y a mí, ni eso: con  razón. Lo anterior valía muy poco, lo demás lo desconocían.
¡A las historias de la literatura!, que son una especie de recogedores de basura, clasificada para aprobar una asignatura de bachillerato.

  • 19 de mayo de 1972

España seguirá siendo lo que es, no lo que queramos que sea. Lucida, orgullosa, ignorante y creyente en Dios y en todos los santos (algunos laicos) y con la suficiente dosis de anticlericalismo para mantener viva la Iglesia.

  • 23 de mayo de 1972

Vuelvo a repetirlo, no entiendo a todos esos moribundos que aspiran a ser enterrados aquí, a pesar de sus ideas. Mientras reine Franco, no morirme en España ni por casualidad. Cualquier otro lugar sería bueno.

3 comentarios:

  1. Te leo desde Gran Canaria donde estamos pasando unos días hasta final de mes.

    Leí hace tiempo Zazie en el metro y aun recuerdo la frase final de la novela que encierra, a mi juicio. la clave de este relato. Si no recuerdo mal, cuando le preguntan a Zazie sobre cómo está, o cómo ha pasado el día, ella responde: He envejecido. Esta afirmación coloca el texto en una perspeciva existencial en que el tiempo es aspecto central de la narración. Ese íntimo latir del tiempo que nos hace envejecer cada momento de nuestra vida, incluida una niña como Zazie. La experiencia nos enseña tal vez, pero lo cierto es que detrás de cada experiencia hay tiempo, ese tiempo que nos va moldeando y acercando más a la muerte. El relato funambulesco de Zazie se convierte así en metáfora clásica que nos estremece y nos conmociona.

    En cuanto a los Diarios de Max Aub, he leído con agrado sus reflexiones que nos siguen pareciendo cercanas en esta España que parece todavía no haber olvidado al dictador a tenor del neofranquismo que late en tantas actitudes que estamos advirtiendo.

    Estoy leyendo "Juego de tronos", el primer volumen "Canción de hielo y fuego", y me está resultando muy interesante. Cada capítulo es un tour de force espléndidamente narrado. Entiendo su éxito y ciertamente no es un fenómeno que pueda menospreciarse. Creo que leíste "Muerte de la luz" y ello te permitió apreciar la fuerza y la calidad de George R.R. Martin.

    Un saludo con sabor a mojo rojo, que es el más extendido en Gran Canaria.

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  2. No soy muy aficionada a la ficción fantástica por tanto el primer libro que comentas no lo he leído, un día de estos quizá lo intente, los relatos tienen buena pinta.Del segundo, vi la peli en los célebres cines Albatros, que quizá conozcas y que desgraciadamente han desaparecido, todo un referente de juventud para mí.Me han gustado mucho las citas de Aub, tan actuales o quizá eternas, dan ganas de leer sus diarios. Gracias.

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  3. Joselu: Espero que estés disfrutando de tu retiro lector y que nos sigas regalando tus crónicas literarias. La historia de Zazie tiene en efecto ese punto existencial que mencionas, y todo el relato constituye un viaje de vértigo por el absurdo de la vida cotidiana. De Max Aub hemos hablado bastante: era un ser lúcido que supo ver lo que otros ni siquiera intuían. Esa clarividencia le granjeó enemistades y un desarraigo aun mayor si cabe.
    Me complace que te guste la saga de George R.R. Martin, que muchos confunden con una mera aventura de fantasía más o menos épica. En su obra hay una profundidad que quizá solo detecten buenos lectores de literatura clásica; he detectado rasgos de Dickens, de Tolstoi, de Quevedo, de Cervantes... Lo bueno es que tiene varios niveles de lectura y eso ha permitido su 'vulgarización'.
    Mª José: No sé si las citas de Max Aub dan ganas de leer sus diarios o directamente apetece dejar de leer la prensa actual y entregarse a la ficción pura. Son malos tiempos para la memoria. Feliz verano lector.

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