En junio de 1997 descubrí al autor a quien dedico en exclusiva esta sesquidécada, una breve nota propia de estos días frenéticos de cierre de curso, que dejan poco espacio y tiempo para la literatura. El protagonista es Bohumil Hrabal, un autor checo al que llegué a través de la novela Una soledad demasiado ruidosa. Hrabal es un autor pesimista pero profundo, tanto para la reflexión como para la ironía. No conozco muy bien la literatura centroeuropea, pero creo detectar en muchos autores (Heinrich Böll, Jaroslav Hašek, Elias Canetti, etc.) una visión casi apocalíptica del mundo tamizada siempre por ese humor negro y amargo de unos personajes con los que el lector conecta enseguida. En Una soledad demasiado ruidosa, el protagonista se dedica a triturar libros (un oficio que desempeñó el autor); mientras ejerce unas veces como verdugo y otras como salvador de esos libros que tanto ama, sus pensamientos van configurando la propia novela de su vida y su mundo. La biografía de Hrabal hace honor a su literatura, también en dramatismo. Tal vez el verano no sea el mejor momento para leer esta novela -o su magnífica obra Trenes rigurosamente vigilados-, pero quizá alguno se atreva con el divertido periplo del protagonista de Yo que he servido al rey de Inglaterra. Aunque la situación actual invite a ello, no hay que ser apocalíptico ni pensar que acabaremos algún día compartiendo estas lecturas en samizdat como tuvo que hacerlo Hrabal.
Crédito de la imagen: Wikipedia: Bohumil Hrabal
Gracias presentarnos a este autor. Yo
ResponderEliminartampoco conozco mucho la literatura centroeuropea. Tiene muy buena pinta. Tomo nota.
Feliz verano y saludos ;)
Gracias, no lo conocía. Me ha enganchado la forma en que está escrito el principio del libro que reseñas. Tengo lista de espera pero lo leeré. Feliz verano :)
ResponderEliminarYo que serví.... tiene una buena adaptación al cine y los textos sobre la ciudad al borde del tiempo merecen también una lectura.
ResponderEliminar¡Qué pequeña me siento cuando citas autores que ni siquiera he oído nombrar! Ya me estoy poniendo al día.
ResponderEliminar¡Tantos autores interesantes porconocer! Muy sugerente ese oficio de triturador-salvador de libros...
ResponderEliminarComo Lu, espero ponerme al día (o a la década).
¡Estupendo!, yo sin saber qué leer este verano y Toni publica una de sus sesquidécadas. ¡Salvado! Pero a medida que leo el post, lo del triturador de libros pesimista profundo, aunque interesantísimo, no es lo que busco. ¡Joder!, Antonio me ha leído la mente... "Tal vez el verano no sea...". Piensas en todo, gracias. Intentaré encontrar la del "divertido periplo", aunque sospecho que no será fácil.
ResponderEliminarPS ¡Un triturador de libros! ¿de texto?, ¿de gramática?... ¡pero qué amigos más raros tienes!
Gracias a todos por vuestros comentarios. Es cierto que Hrabal es relativamente desconocido, pero para los amantes de los libros es casi un imprescindible. Nos leemos. Feliz verano.
ResponderEliminarNo he leído nada de este autor, pero sí me interesa la literatura centroeuropea por su densidad artística e ideológica.
ResponderEliminarMe ha sorprendido tu comentario sobre Bohumil Hrabal cuando dices que es "un autor pesimista pero profundo". No entiendo este uso de la adversativa "pero". ¿El hecho de ser pesimista está contrapuesto a la profundidad? Mi impresión es la contraria. Pocos optimistas son capaces de seducirme. Uno es Walt Whitman, pero pocos más. Los grandes pesimistas son los únicos capaces de insuflarme un hálito de esperanza. El optimismo a ultranza me resulta tan vacuo como esa colección de libros de autoayuda que se amontonan en los anaqueles de los cortesingleses. Denme un pensador pesimista que encuentre, a pesar de todo, motivos para sobrevivir, y tal vez tengamos algo de pensamiento denso. No es seguro, pero lo que sí es seguro es que la colección de optimistas de puchero que abundan tanto en la red y se obstinan en ver el vaso medio lleno, a mí en buena medida me resultan profundamente deprimentes. No hay nada más subversivo que el pesimismo entreverado con trazos de humor negro, y nada hay más conformista que el optimismo a ultranza.
En todo caso, ello no es óbice para desear un buen verano a todos los participantes y a Antonio en especial.
Joselu: Has truncado mi oración, que dice "pero profundo, tanto para la reflexión como para la ironía". Reconozco que hay autores literarios pesimistas que son grandísimos pensadores pero mediocres narradores. Creo que uno busca en una novela ciertas marcas de género que en ocasiones están tan diluidas por la reflexión que parece que lo que empezó siendo novela acaba convertido en un ensayo. Me ha pasado en alguna ocasión con novelas de Vila-Matas, aunque afortunadamente el valor literario suele salvarse en última instancia. Por tanto, mi nota quería decir que Hrabal es un autor que no sacrifica lo narrativo en aras de lo reflexivo, y creo que lo consigue gracias a la ironía. Si te animas a leerlo quizá merezca un post en tu blog.
ResponderEliminarSaludos y feliz verano.