Me invitó Juan Ignacio de Castro desde su blog para conmemorar el bicentenario del nacimiento de Charles Dickens, que se celebra hoy 7 de febrero con amplia repercusión en redes sociales bajo la etiqueta #Dickens2012. Alguna vez he confesado que mis clásicos juveniles fueron las joyas literarias de Bruguera, con las que muy pronto disfruté de las aventuras de los grandes autores como Verne, Stevenson, Mark Twain, o el propio Dickens, así como otros menores como Karl May, Rider Haggard, etc. (a quienes interesen las adaptaciones literarias en cómic, recomiendo una entrada de Carlos Díez en Tres Tizas, donde también se habla de las joyas literarias de Bruguera).
Dickens fue, junto con Julio Verne, el autor cuyas novelas ilustradas consumí sin descanso en mayor cantidad. Siento mucho que para gran parte de nuestros alumnos estos clásicos sean totalmente desconocidos, pese a que hay en el mercado algunas adaptaciones juveniles tanto en novela como en cómic. Es una pena que se pierdan la lectura de obras como Canción de Navidad, que fue una de mis novelas preferidas durante mucho tiempo, y que recomendaba también cuando empecé a dar clase. También he mencionado en el blog la adaptación de Historia de dos ciudades, en Vicens Vives, que puede servir de acercamiento a otra de sus mejores novelas. Los profes de lengua sabemos lo que cuesta enredar a los jóvenes en el hábito lector y muchas veces los clásicos universales son lo más alejado de su horizonte de expectativas lectoras. Una lástima, desde luego.
Por mi parte, he querido celebrar este año Dickens leyendo David Copperfield. Comparado con aquellas versiones juveniles, el clásico ha adquirido una grandeza inusitada. He disfrutado con la maestría de Dickens a la hora de crear personajes, con el manejo de la trama, con la evocación del paisaje británico... Como toda novela tiene su relectura según los ojos que la miran, he apuntado unas citas para este pequeño homenaje dickensiano.
La primera cita es una mirada al pasado de la condición de maestro quizá no tan alejada de la actual:
Si pudiera asociarse la imagen de un toro, de un oso o de algo semejante a la de míster Mell, yo la compararía con alguno de aquellos animales acosados por un millar de perros, aquella tarde, cuando el ruido era más fuerte. Lo recuerdo apoyando la cabeza en sus delgadas manos, sentado en su pupitre, inclinado sobre un libro y esforzándose en proseguir su cansada labor a través de aquel ruido que habría vuelto loco hasta al presidente de la Cámara de los Comunes. Había chicos que se habían levantado de sus sitios y jugaban a la gallina ciega en un rincón; los había que se reían, que cantaban, que hablaban, que bailaban, que rugían; los había que patinaban; otros saltaban formando corro alrededor del maestro y gesticulaban, le hacían burla por detrás y hasta delante de sus ojos, parodiando su pobreza, sus botas, su traje, hasta a su madre; se burlaban de todo, hasta de lo que más hubieran debido respetar.
La segunda cita debería ser leída y aprendida en clases de ciudadanía, educación cívica, o como quieran llamarlo:
Míster Micawber me estaba esperando cerca de la puerta, y una vez llegados a su habitación, que estaba situada en el penúltimo piso, se echó a llorar. Me conjuró solemnemente para que recordara su destino y para que no olvidara jamás que si un hombre con veinte libras esterlinas de renta gasta diecinueve libras, diecinueve chelines y seis peniques, podrá ser dichoso; pero que si gasta veintiuna libras, nunca se librará de la miseria.Y la tercera expresa la idea que tenemos muchos del mundo de la política:
He apresado el arte salvaje que llaman taquigrafía y saco de ello bastante dinero; hasta he adquirido una gran reputación en esa especialidad y pertenezco a los doce taquígrafos que recogen los debates del Parlamento para un periódico de la mañana. Todas las noches tomo nota de predicciones que no se cumplirán nunca; de profesiones de fe a las que nadie es fiel; de explicaciones que no tienen otro objeto que engañar al público.Feliz año Dickens.
Mi celebración Dickens la una a la vuestra, amigos míos. Ni la explicación ni la selección que efectúas pueden ser susceptibles de mejora. Me quedo con esas imágenes tan lejanas y cercanas a la vez, y sobre todo con esta: Lo recuerdo apoyando la cabeza en sus delgadas manos, sentado en su pupitre, inclinado sobre un libro y esforzándose en proseguir su cansada labor a través de aquel ruido que habría vuelto loco hasta al presidente de la Cámara de los Comunes.
ResponderEliminarGracias, Toni; gracias Juan Ignacio.
Reconozco que yo fui mucho más de Julio Verne, Emilio Salgari, Richmal Crompton, Karl May… que de Dickens en mis años de formación como lector. Leí la Canción de Navidad, Historia de dos ciudades en clásicos Bruguera, como tú, y más adelante leí Oliver Twist, pero la lectura de mayor de esta novela me sumía en la zozobra. Todo me era demasiado previsible, veía cernirse las amenazas ineluctables sobre Oliver Twist y me rebelaba de que no pudiera contradecirse el destino aciago sobre ese muchacho pobre… Me ponía nervioso. He adquirido Tiempos difíciles en Amazon y tengo intención de leerlo en este año del aniversario. Creo que me dediqué con mucha más intensidad a los clásicos rusos, que me resultaban más cercanos, que a Dickens.
ResponderEliminarLa imagen sobre la burla al maestro, no por lejana y literaria, resulta menos desoladora. Me he sentido conmocionado porque me vuelve a hacer consciente de la fragilidad de la figura del profesor.
Y sí, es una pena que estos clásicos no puedan ser traídos a la escuela de hoy en día. Tengo la impresión de que la historia de la literatura se ha convertido en opaca e incomprensible en los tiempos que corren en los que existe tanta dificultad para atraer a la lectura.
Este centenario de Dickens es una gran excusa para leer... a Dickens. Y gracias a las estupendas (algunas) adaptaciones como las de Vicens-vives, el acercamiento a los alumnos se hace mucho más sencillo. Yo soy muy partidario de las adaptaciones en la ESO (bachillerato ya es otra historia). Este año hemos leído Oliver Twist con 1º y estamos preparando una pequeña bateria de actividades para celebrar la lectura y homenajear a Dickens. Os iremos contando.
ResponderEliminarUn saludo, Antonio.
Enhorabuena por celebrar el nacimiento de Dickens. A mí este año se me pasa todo, es que no me da la vida. Mi novela favorita es Oliver Twist, porque ni los buenos son tan buenos, ni los malos son tan malos sino personas llevadas a actuar así por las circunstancias, personajes reales de carne y hueso.
ResponderEliminarMe han encantado las citas que has extraído y tus comentarios. Reconozco que yo era más de "Los Cinco" :). Comparto contigo el gusto por las descripciones paisajísticas en los libros de Dickens, tienen el poder de transportarte.
ResponderEliminarSe me pasó la celebración de Dickens, así que aprovecho para hacerlo a través de tu blog, Toni.
ResponderEliminarMe quedo con la selección de citas que has hecho. Está claro que hay cosas que no cambian con el tiempo.
Otra a la que se le ha pasado la celebración.
ResponderEliminarToni, cedo la palabra a Benjamín Prado, quien en El País de hoy afirma que "nuestro mundo, por desgracia, se parece demasiado al suyo [Dickens]: la condición de vida de los trabajadores, la usura, el desequilibrio entre ricos y pobres".
Lo confieso, de adolescente lloré mucho cuando leí Oliver Twist.
Sin contar las Joyas Literarias, que devoré, uno de los primeros libros que recuerdo es David Copperfield, pero curiosamente recuerdo más el aspecto del libro, la portada, cómo lo conseguí, que me gustó... que el contenido. Después de las perlas que has seleccionado, me animaré a leerlo de nuevo (aunque tendrá que esperar a que acabe Estudio en escarlata, de Sherlock; lo siento por Dickens, pero el poder de la tele, el cine y mi hija ganan esta vez la partida).
ResponderEliminarDickens debe ser conocido por nuestros alumnos aunque sea a base de pinceladas y alusiones, porque es uno de los grandes. Our mutual friend es una novela muy desconocida pero que tiene todos los ingredientes del XIX en estado puro, la recomiendo para seguir celebrando el bicentenario
ResponderEliminarLo estoy celebrando con Oliver Twist. Yo también fui feliz entre esas joyas ilustradas de Bruguera...
ResponderEliminarMarcos: Gracias por tu comentario. En efecto, la imagen del profe es de antología.
ResponderEliminarJoselu: Bueno, es difícil elegir entre Verne y Dickens, tan gloriosos y tan distintos (añadiría a los que citas, al capitán Marryat, Fenimore Cooper, Mayne-Reid...). En cuanto a tu planto por la pérdida de lo literario en las aulas, no me doy por vencido: este curso tengo biblioteca de aula y te aseguro que he visto alumnos que nunca habían hecho nada en clase, acercarse a leer adaptaciones de Mark Twain, y a los que leen, ir progresando en su nivel lector, y te hablo de 2º y 3º de ESO; lástima que luego no haya continuidad...
Alberto: Gracias por tu aportación. Curiosamente, no he leído todavía Oliver Twist, ya ves.
Virginia: Prometo ponerme con su lectura en cuanto pueda. Por lo que respecta a estar al día, ni lo menciones, que tengo una lista de espera...
Mª José: También yo leía a los Cinco, libros que sacaba de la biblioteca de barrio. Alguna vez los Hollister, aunque no molaban tanto. Quienes me apasionaban eran Los tres investigadores, que resolvían casos para Alfred Hitchcock. Lo conté alguna vez :)
Silvia: Estamos condenados a repetirnos, o a volver al pasado de manera deliberada, que no sé qué es peor...
Lu: Gracias por la cita, que me parece perfecta para la ocasión. Sí, sí, leeré Oliver Twist ;)
Carlos: Es curioso que la gente conozca a David Copperfield por hacer desaparecer cosas grandes y no por la obra de Dickens. En fin. Atisbo que estás también enganchado a la serie de Sherlock, una auténtica joya que no me pierdo. Creo que es lo único que veo con interés en la tele hoy día.
Eduideas: También tomo nota de tu recomendación (de momento tengo 'Casa desolada', 'Oliver Twist' y la que citas). Gracias.
Carlota Bloom: Gracias por tu comentario. Saludos.
A todos los que, a pesar de Juan Ignacio de Castro, se nos ha pasado: Tranquilos, tenemos todo el año para celebrarlo. Cualquier excusa es buena para llevar a nuestros clásicos a las aulas. Como sea, adaptados o en forma de tebeo.
ResponderEliminarRecuerdo las 300 ilustraciones a todo color de Cuento de Navidad como si las acabara de ver hace un rato.
Me acuerdo me acuerdo de aquellas publicaciones de Burguera. ¡Qué tiempos aquellos! Y también me acuerdo de que fue precisamente en esta editorial donde empecé a leer libros de aquellos que se decían que estaban hechos para los jóvenes, con una página de cómic entremezclada entre sus páginas adaptadas al gusto juvenil. Mi primera novela leía en este formato fue "La isla del Tesoro" de Stevenson y luego le siguió "Miguel Strogoff". Dickens nuca estuvo entre mis favoritos...
ResponderEliminarUn abrazo.
Casi una semana más tarde de tu invitación paso por aquí con un poco de tiempo para dejar un comentario :)
ResponderEliminarEs un gustazo ver a tanta gente que se enganchó a la lectura de literatura con unos cómics.
Engancharse a la lectura mediante estos o versiones adaptadas no debe de ser tan malo, yo he llevado una colección que lanzó el Público "Los grandes títulos de la novela juvenil" y están causando furor en clase.
Los 3 mosqueteros, Tom Sawyer, 20.000 leguas de viaje submarino,... vuelven al aula :D
Un saludo.
Evaristo: Tienes razón, hay tiempo de sobra para celebrar la lectura. Saludos.
ResponderEliminarMiguel: La primera novela de clásicos ilustrados que tuve fue 'La vuelta al mundo en 80 días' y la recuerdo, como dice Evaristo, como si fuese ayer.
Carlos: Gracias por tu comentario. En mi aula tengo una estantería con los libros que citas de Público; alumnos que vienen con las manos en los bolsillos se acercan al entrar y cogen uno de ellos para leer en silencio y no aburrirse en clase; esto también es plan lector.