A punto de acabar el mes de mayo, me reencuentro con estas sesquidécadas en las que ajusto cuentas con mi pasado lector. Para los aficionados a los números, en esta nota hablaré de una lectura de hace 15 años que evoca un viaje otros 15 años atrás. También es una nota que celebra los 5 años de este blog, cumplidos el pasado jueves. Por si fuese poco, también concluyen los 5 años en los que he acompañado a los alumnos de 2º de Bachillerato que se graduaron el sábado. En fin, muy aritmética esta nota y también muy geométrica, porque habla de círculos y espirales, de espejos y de universos en los que uno no sabe bien qué es realidad y qué es ficción. No os asustéis, que voy a hablar de una novela muy literaria, tal vez una de las mejores obras de José Saramago: El año de la muerte de Ricardo Reis.
En ella se juega con un personaje ficticio, Ricardo Reis, que en realidad es uno de los heterónimos de Fernando Pessoa, el gran poeta portugués, autor del imprescindible Libro del desasosiego. Pessoa había desdoblado su voz poética en diversos heterónimos, cada cual con su personalidad: Alberto Caeiro, Ricardo Reis, Álvaro Campos, el propio Pessoa... Saramago construye una novela metaliteraria, otorgando vida a un personaje ficticio (Reis) y real (Pessoa) a la vez. El texto está plagado de referencias literarias a Pessoa, con sus obsesiones por la identidad, la trascendencia, el dolor... pero también al contexto social y cultural de unos años convulsos, los de la península en el año 1936.
Como decía al inicio, la lectura de esta novela me trajo el recuerdo de mis viajes de adolescente por Portugal. El paisaje urbano de Lisboa cobraba así una vida inusitada de la mano de Saramago. No he vuelto a Lisboa desde aquellos años de mocedad. Qué extraño suena decir "hace treinta años de aquello". Casi tanto como decir "hace cinco años que escribo en este blog". Toda una eternidad...
Crédito de la imagen: 'Rua da Bica, Lisboa'