27 febrero 2011

No es país para viejos

-Abuelo, ¿por qué huimos?
-He dejado el trabajo.
-¿Por qué?
-Es largo de contar...
-No hay prisa. Con la última reducción de velocidad a 10 km/h en autopistas, llegar a cualquier sitio nos costará bastante.
-Bueno, sabes que soy profesor y me gusta mi trabajo, pero las cosas se han puesto imposibles. Todo se empezó a torcer cuando tu padre era pequeño. Vivimos una crisis muy grande que hizo ricos a los ricos y miserables a todos los demás. Los políticos empezaron a recortar gastos en todos los asuntos públicos y la educación fue uno de ellos.
-¿Te refieres a políticos como Bisbal?
-Sí, pero ése sólo es ministro de Turismo...
-¡Ah! Sigue, sigue.
-Decidieron que la Primaria y la ESO eran tan elementales que no valía la pena intervenir, porque arreglar la formación desde la base costaba mucho dinero en equipamientos y profesores. De modo que todas las reformas se hacían por lo alto, a partir de 4º de ESO o en la Universidad. ¿Habrás oído hablar del Plan Bolonia, no?
-Sí; papá todavía sigue matriculado en varios créditos. Creemos que acabará el grado en un par de años y ya podrá trabajar de becario.
-Eso es; tu padre es una de las víctimas del sistema. Como decía, los políticos, incapaces de pensar a largo plazo, parcheaban las fisuras del fracaso escolar como podían. Aunque la escolarización sólo era obligatoria hasta los 16, las familias dejaban a los jóvenes en los institutos hasta los 18, o los 20. En realidad, todos acababan quedándose y sacándose algún título, pues nadie se atrevía a dejarlos en la calle sin titulación. Hubiese sido como reconocer el mal funcionamiento de la educación. Y entonces todos queríamos parecernos a Finlandia...
-Pero eso es bueno, porque al final todos aprendían.
-Lo que conseguimos fue que los aprendían dejasen de hacerlo por contagio con los más pasivos. Los institutos primero y las universidades después acabaron convertidos en guarderías. Ten en cuenta que en aquellos días se alargó la edad de jubilación, primero a los 67 y una década después a los 79. El resultado fue que no había trabajo para los jóvenes, de modo que había que tenerlos ocupados en algún sitio.
-¿Por eso papá sigue en la universidad aunque tenga 37 años?
-Más o menos.
-Y estás huyendo porque piensas que no tiene arreglo todo esto.
-Estoy huyendo porque se me han acabado las pilas. Acepté tener en clase a alumnos con todo tipo de problemas a los que debía atender de manera individualizada; acepté que los grupos fuesen pasando de 20 a 30 alumnos, hasta llegar a los 50 de hoy; acepté que las familias decidiesen el tipo de examen, el horario de atención, la metodología que necesitaban sus hijos; acepté que mis vacaciones se redujesen a 20 días; acepté que en la misma clase estuviesen jóvenes de 14 años muy competentes y responsables junto a muchachos consentidos de 18 que apenas sabían leer ni escribir pero que tenían derecho a permanecer escolarizados como los demás... Todo eso lo acepté, pero no tragaré con la última.
-¿Cuál?
-Llevarlos y traerlos de casa en el autobús escolar.
-Tampoco es para tanto, ¿no?
-No me importaría si no tuviese que comprar yo mismo el autobús.
-Jo, abuelo. ¿No puedes correr más?

22 febrero 2011

Callejeros literarios


Don Félix, el hombre, no anduvo muy avispadillo y en el reparto le cayó el callejón. El Fénix de los Ingenios tenía nombre y méritos para una avenida pero le tocó esta trasera del cine Java. El hombre mal que bien se acomodó hasta que al vecino del 19 le dio por reformar la cocina y le colocó el extractor ahí donde ven, en salva sea la letra.

Y es que ahora que medio mundo –fijaos en los telediarios- se lanza a la calle, nosotros no íbamos a ser menos. A pie de aula, Repaso de lengua, Blogge@ndo y Tres Tizas os invitamos este año a patrullar pueblos y ciudades, a recorrer barrios, para ver y dar cuenta de dónde andan Lorca, Cervantes o Neruda, a qué espacio de vida dan nombre Gabriel Aresti, Rosalía de Castro, Ausiàs March o Ramon Llull...

El proyecto en el que os invitamos a participar consiste en una propuesta didáctica que culmina con la creación de un callejero literario (creado con Google Maps) de vuestra localidad que os permita realizar con el alumnado, si así lo deseáis, un paseo literario por las calles de vuestro pueblo o ciudad elegida.

Para dar cuerpo a esta iniciativa hemos elaborado una página web, CALLEJEROS LITERARIOS, en la que tenéis a vuestra disposición todo el material necesario: características del proyecto, programación didáctica, tutoriales... En esta página podéis, asimismo, acceder al formulario para anunciar vuestra participación.

Quienes promovemos este proyecto somos conscientes del esfuerzo y la dedicación necesarios para llevar a cabo las actividades propuestas. Por eso, queremos agradecer de antemano a todos los que participéis vuestro interés y voluntad. Creemos que estas tareas contribuyen al desarrollo de una red más libre y solidaria, capaz de ofrecer recursos de calidad hechos por y para la comunidad educativa. En esta labor llena de constancia y paciencia, todo avance es un éxito compartido.

¿OS ANIMÁIS A PARTICIPAR? ¿QUERÉIS LLENAR LAS CALLES DE NUESTROS PUEBLOS Y CIUDADES DE LITERATURA?

Enchamos as rùas de Literatura! Literatura jalgi hadi kalera!

Omplim els carrers de Literatura! ¡Llenemos nuestras calles de Literatura!


Estáis invitados


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ACTUALIZACIÓN 23-02-2011

Si queréis participar en el proyecto y en vuestra localidad no hay muchas calles con nombres de escritores podéis incluir en vuestro callejero institutos, escuelas, bibliotecas, museos o centros culturales que tienen nombres de escritores, así como lugares que son un referente histórico-cultural-literario (por ejemplo, la calle en la que nació Unamuno...).

19 febrero 2011

Sesquidécada: febrero 1996


Para febrero de 1996 podría dedicar una sesquidécada plurilingüe en la que se hallarían los Autos del portugués Gil Vicente haciendo compañía al Llibre de Evast i Blanquerna, de Ramon Llull. Pero ambos autores han tenido la mala suerte de coincidir en el mismo mes en que leí Cien años de soledad de Gabriel García Márquez. Quienes conozcan la mítica novela del colombiano no van a necesitar glosas ni alabanzas. A quienes no lo han hecho todavía, únicamente acierto a dejarles el impresionante inicio y, si son capaces de resistirse, poco puedo hacer para convencerlos de que disfruten con una de las mejores novelas en lengua castellana.
Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de 20 casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo.


09 febrero 2011

Vidas interesantes

En 2 días no has cambiado tu estado, algo interesante habrás hecho.

Esto me lo recordaba hoy mi cuenta de Tuenti. Probablemente, Tuenti tiene razón y habré hecho infinidad de cosas interesantes en las últimas 48 horas: Sobrevivir varias veces en 2º de ESO, preparar materiales para Bachiller, recopilar recursos para jornadas que se avecinan, leer blogs, tuitear... y eso sin contar la vida privada. De ahí que haya sentido cierta desazón: "¿Por qué he dejado mi Tuenti abandonado dos largos días?".
Soy un adulto y siento la necesidad de comunicarme con mis semejantes; de hecho, en más de una ocasión tuiteo compulsivamente informaciones irrelevantes de las que me olvido al instante. ¿Cómo se sentirán entonces esos adolescentes cuyas redes sociales son la prolongación natural de sus vidas? Hemos de entender que esas vidas no tienen aún trazada la frontera entre lo profesional y lo privado, precisamente porque ambas facetas se unen en la jornada académica sin solución de continuidad. ¿Por qué nos espanta, pues, que acudan enseguida al Tuenti (al Facebook...) para compartir esas vidas interesantes? Nos choca esa actitud tan aparentemente impúdica y nos llena de temor que esa comunicación sea tan pública, tan "peligrosa". A muchos nos asusta pensar en ello con efecto retroactivo: ¿Imagináis que pudiérais acceder a un historial detallado de vuestras conversaciones de adolescentes? ¿Creéis que el fondo y la forma serían muy distintos de los que ahora podemos encontrar en cualquier red social? Todo aquello que nos parecía tan interesante en el día a día, observado con la perspectiva de los años se nos antoja banal, y aplicamos ese criterio a lo que vemos en los jóvenes de hoy. Para anticiparnos a ello, como adultos experimentados que ya hemos pasado por eso, querríamos salvarlos de ese desengaño, aun a costa de privarlos del placer de lo efímero.
Sin embargo, hay en ese salto generacional un elemento de distorsión. Nuestras voces se perdieron; nuestras fotos y esos pequeños objetos que guardamos como fetiches quedaron arrinconados en cajas polvorientas que nadie mira (o directamente acabaron en el rastrillo). Para los jóvenes de hoy no existe esa posibilidad: Sus vidas interesantes de un día están condenadas a la pública perpetuidad. No cabe el olvido. Subir una foto a Tuenti puede ser el primer paso de un fracaso en la vida; un comentario desafortunado puede convertirnos en monstruos (véanse los casos recientes de Bisbal o Vigalondo).
Los educadores estamos obligados a advertir de ciertos peligros, pero no podemos negarles esas herramientas de comunicación, pues ello impediría que creciesen a través de la relación con los demás. Al mismo tiempo, como educadores y como ciudadanos del siglo XXI, también deberíamos exigir el derecho al olvido, exigir que los cotilleos de un adolescente desaparezcan de la red con el tiempo, que sus errores puedan quedar arrinconados donde nadie los vea, que sus tonterías de juventud no se conviertan en testimonio perenne de su inmadurez. Es el único modo de conseguir que sus vidas sigan siendo interesantes minuto a minuto, sin remordimiento, sin miedo a que, desde el futuro, alguien les eche en cara lo jóvenes que eran.

ADDENDA 10/02/11:
Al hilo de lo anterior, incluyo la noticia aportada por Lu:
El 45% de los niños es más feliz con su vida online que en la realidad
También un titular del periódico de hoy referido a la Comunidad Valenciana:
Educación corta el acceso de los alumnos a las redes sociales en los colegios e institutos

No quisiera mostrarme negativo, pero una vez más la Escuela da la espalda a la realidad. Los jóvenes tienen teléfonos móviles que con un leve roce envían imágenes a sus redes, sin conectarse al instituto, sin ordenadores, sin permiso paterno. ¿Cuáles serán las próximas medidas? ¿Cacheos selectivos? ¿Inhibidores de frecuencia? ¿Mutilación de falanges? ¿Educar?

01 febrero 2011

El spammer ilustrado

Menuda sorpresa me he llevado cuando he visto esta tarde que había 18 nuevos comentarios en el blog. Un tal "generic viagra" ha tenido la paciencia de pasarse casi dos horas publicando comentarios en notas de todo el historial. Algunos pensaréis que ese "generic viagra" es una máquina programada para invadir los blogs con basura, pero nada de eso: Los comentarios se corresponden con el contenido de la entrada e incluso tienen su toque personal, a veces solidario, a veces poético (eso sí, con algunas erratas debidas sin duda al frenético tecleo).
Como estoy seguro de que pensaréis que me lo estoy inventando, he recogido los comentarios en un documento para que lo comprobéis. En el fondo, me conmueve saber que detrás de mi comentarista se esconde un alma sensible y atormentada, todo un spammer ilustrado que, además, no oculta con su nombre su auténtico anhelo vital.