El pasado fin de semana, un artículo en El País preparaba el terreno para una de las polémicas que se avecinan: La entrada del libro digital en el mercado de consumo al por mayor. Con el tono catastrofista con el que suelen tratarse todos los asuntos que afectan a las redes (sin que nadie señale que gracias a internet somos cada día más sabios y libres), se deshojan los inconvenientes que genera la piratería en el negocio editorial: "Los piratas ponen rumbo al libro", no hay más que decir.
Sin embargo, en el artículo se recogen algunas ideas que ya llevan tiempo comentándose en las redes y en los foros especializados. Por ejemplo, no existe una oferta seria de libros digitales; no hay apenas portales de distribución, especializados o generalistas, de libros digitales; no hay una proporción en el precio que se corresponda a los gastos reales de producción del libro digital.
De hecho, muchos usuarios reconocen que se descargan versiones escaneadas de manera irregular porque la versión digital no existe o se ofrece a un precio incluso superior al libro en papel (???). No parece lógico que, después de haber reducido gastos de papel, distribución, almacenaje, etc., el libro digital se ofrezca a 20 euros, sobre todo si quien ha de comprarlo es consciente de que existe un mercado negro gratuito (habría que recordar que parte de la piratería musical se debe al afán de lucro desmesurado de las discográficas, quienes, al pasar del vinilo al CD, redujeron gastos de producción mientras hinchaban injustificadamente los precios de venta al público).
Tal y como está el patio, si las editoriales no mueven ficha pronto, los libros seguirán el camino de la música. Y hay cosas que atentan contra la lógica: Un amo de casa que hace la compra no ha de ir a cada una de las empresas que fabrican el queso, el arroz, el detergente, el aceite, etc. pagando en cada una de ellas sus respectivos añadidos de distribución, etc.; para eso se inventaron las tiendas o los supermercados. Sin embargo, el lector que desea un libro digital ha de ir rebuscando de web en web, rellenando registros interminables, desconfiando del material o de quien lo vende, y siempre con la sospecha de que le van a cobrar más de lo que toca. Y no entro a valorar la oferta de libros digitales, porque si sólo vamos a encontrar best-sellers o autores a quienes sólo los conoce su presidente de escalera, apaga y vámonos...
Imagino que no es fácil encontrar un modelo que beneficie y contente a todos los implicados. Se me ocurre que podría funcionar un sistema parecido a los círculos de lectores: Varios portales especializados en los que se pague una suscripción razonable (30 euros al año) con derecho a un libro por semestre y con un catálogo amplio de libros a un precio también razonable (quizá 8/10 euros una novedad y 3/5 euros los libros de fondo) -por cierto, os animo a que dejéis vuestras propuestas y ofertas en los comentarios-. Si el catálogo fuese interesante (y ahí estaría la habilidad de los editores digitales) yo mismo me apuntaría para alimentar mi booq. Pero de ese nuevo bichito hablaré en la próxima entrada...
Para saber más:
- Informe sobre el libro electrónico, en Sapere aude.
- E-book, en Libros y Bitios.
- Piratería de libros electrónicos: ¿Es legítima su descarga?, en PCWorld.
- Si los libros digitales siguen subiendo de precios, aumentará la piratería, en Noticiasdot.