Después de lo acontecido en la nota anterior, no me atrevo siquiera a utilizar las portadas de los libros que comento en el blog, pues seguro que incurro en algún atentado contra los derechos del diseñador de la portada, del maquetador, del que cosió el lomo, etc. Como he comprobado que en Scribd son muy solícitos a la hora de castigar agravios, he optado por incluir allí mis imágenes, de modo que puedan eliminarlas de un certero golpe de click.
Estos días que se acercan son muy complicados para la blogosfera educativa: media España toma vacaciones el viernes 3 y vuelve el martes 14, y otra media, entre los que se incluye esta Comunidad Valenciana, se van el miércoles 8 y vuelven el martes 21. Así que nos tiraremos casi dos semanas sin ponernos de acuerdo en las lecturas y comentarios de los blogs.
Ante tal panorama, he adelantado mi habitual resumen de lecturas del último trimestre por si a alguien le viene bien hojearlas en vacaciones (Semana Santa, Pascua, o cualquier otro evento primaveral).
Listo para abril Del libro de Stieg Larsson queda poco por decir. La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina es la segunda parte de la trilogía Millenium. El libro se vende solo, boca oído, quizá más por las circunstancias personales de su malogrado autor que por la propia calidad. Este segundo volumen, a mi parecer, abusa de las casualidades y de los golpes de efecto, pero es buen libro para acompañar las siestas.
Firmin, de Sam Savage, es una fábula amable sobre la pasión lectora, protagonizada por un ratón de librería. Es una lectura ligera y apta para todos los públicos. Chesil Beach, de Ian McEwan, en cambio, tiene ese sabor especial de las delicatessen, una novela corta en la que todo está en su justa proporción. Tanto de una como de otra ha escrito Eduardo Larequi unas reseñas más esclarecedoras que las que pueda pergeñar yo.
También, con un tono intimista, me ha gustado El lector, de Bernhard Schlink. Me habían recomendado la película, pero me cuesta menos ponerme a leer que encontrar un hueco para el cine. Es una historia de literatura y vida, que me recordó a esas novelas en las que hay mucho de engaño y reconstrucción a través de la lectura (Juegos de la edad tardía, Beatus ille, Llámame Brooklyn...).
Lectores, escritores y libreros bajo el fuego cruzado de distintas guerras podemos encontrar también en Zara y el librero de Bagdad, de Fernando Marías, una novela juvenil que pone en paralelo el exilio y muerte de Machado con el desastre actual de Irak. Un juego de espejos que veo demasiado complejo para mis estudiantes de la ESO y que sólo recomendaría en Bachiller.
Igual de complejo me pareció Cometas en el cielo, de Khaled Hosseini; aquí la dificultad no es técnica, sino de comprensión intercultural, pues se narra la historia de amistad entre dos niños afganos de distinta etnia y clase social. Es una historia dura, pero cuya intriga enlaza el documental con el thriller cinematográfico.
Y para el final dejo dos joyas friquis, en distinta línea. Snow crash, de Neal Stephenson, es una obra de referencia en el movimiento ciberpunk. Es en realidad una especie de novela policíaca protagonizada por un vendedor de pizza y una mensajera en monopatín que se mueven en un mundo post-capitalista gobernado por grandes franquicias. De manera paralela, existe un metaverso, una realidad virtual que avanza los paisajes de Second life. Apta sólo para amantes de los mundo virtuales y de las películas de acción.
En la misma editorial, están los tomos tercero y cuarto de la saga Canción de hielo y fuego, de George R.R. Martin: Tormenta de Espadas y Festín de cuervos. Son fantasías épicas llenas de conflictos políticos, humanos, éticos, amorosos... En ellas puede ocurrir cualquier cosa, de modo que el lector debe andarse con ojo y no encariñarse demasiado de los personajes. El punto de vista cambia constantemente de un personaje a otro lo que nos sumerge en una especie de telaraña de conflictos de intereses. Es difícil decir quién es el malo y quién el bueno, pues de un volumen a otro se van descubriendo matices que habían sido escamoteados por el narrador. Como ya dije, es una serie altamente adictiva, algo que han constatado algunos de mis alumnos.
Si no nos leemos en los próximos días, que aproveche el descanso. A mí, aún me queda cuerda para rato.
También, con un tono intimista, me ha gustado El lector, de Bernhard Schlink. Me habían recomendado la película, pero me cuesta menos ponerme a leer que encontrar un hueco para el cine. Es una historia de literatura y vida, que me recordó a esas novelas en las que hay mucho de engaño y reconstrucción a través de la lectura (Juegos de la edad tardía, Beatus ille, Llámame Brooklyn...).
Lectores, escritores y libreros bajo el fuego cruzado de distintas guerras podemos encontrar también en Zara y el librero de Bagdad, de Fernando Marías, una novela juvenil que pone en paralelo el exilio y muerte de Machado con el desastre actual de Irak. Un juego de espejos que veo demasiado complejo para mis estudiantes de la ESO y que sólo recomendaría en Bachiller.
Igual de complejo me pareció Cometas en el cielo, de Khaled Hosseini; aquí la dificultad no es técnica, sino de comprensión intercultural, pues se narra la historia de amistad entre dos niños afganos de distinta etnia y clase social. Es una historia dura, pero cuya intriga enlaza el documental con el thriller cinematográfico.
Y para el final dejo dos joyas friquis, en distinta línea. Snow crash, de Neal Stephenson, es una obra de referencia en el movimiento ciberpunk. Es en realidad una especie de novela policíaca protagonizada por un vendedor de pizza y una mensajera en monopatín que se mueven en un mundo post-capitalista gobernado por grandes franquicias. De manera paralela, existe un metaverso, una realidad virtual que avanza los paisajes de Second life. Apta sólo para amantes de los mundo virtuales y de las películas de acción.
En la misma editorial, están los tomos tercero y cuarto de la saga Canción de hielo y fuego, de George R.R. Martin: Tormenta de Espadas y Festín de cuervos. Son fantasías épicas llenas de conflictos políticos, humanos, éticos, amorosos... En ellas puede ocurrir cualquier cosa, de modo que el lector debe andarse con ojo y no encariñarse demasiado de los personajes. El punto de vista cambia constantemente de un personaje a otro lo que nos sumerge en una especie de telaraña de conflictos de intereses. Es difícil decir quién es el malo y quién el bueno, pues de un volumen a otro se van descubriendo matices que habían sido escamoteados por el narrador. Como ya dije, es una serie altamente adictiva, algo que han constatado algunos de mis alumnos.
Si no nos leemos en los próximos días, que aproveche el descanso. A mí, aún me queda cuerda para rato.
¡Felices vacaciones y feliz descanso! Algún que otro libro meteré en mi maleta, pero un día nos tienes que explicar cómo puedes dar clase, viajar, leer, escribir... si el día sólo tiene 28 horas... o ¿eran 29? Y sobre todo dónde y cómo se hacen esos cursos de lectura rápida... ¡Nos leemos al regreso!
ResponderEliminarTomo especial nota de la saga de George R.R. Martin; estos filones que enganchan a los alumnos no hay que desaprovecharlos. McEwan me encanta, así que no tardaré en hincarle el diente; y a Larsson, cuando consiga por fin que alguien lo suelte en la biblioteca.
ResponderEliminarÁnimo, que te queda poco (a mí menos: mañana notas, claustro y a casita)¡Que disfrutes!
Lo de que tienes cuerda para rato no me cabe ninguna duda. Y ni se te ocurra soltarla, que nos caemos muchos de los que asomamos a escuchar tus recomendaciones bibliófilas.
ResponderEliminarYa que paso muy poco por aquí, me veo obligado a hacerlo cuando tienes la poca verguenza de publicitar algo tan peligrosamente adictivo como es Canción de Hielo y Fuego. Te puedo asegurar que no recuerdo ningún libro que me haya enganchado tanto como el tercer volumen. Anoche lo acabé y, sin dudarlo un momento, asalté el cuarto. Sé que se va a acabar, y que me voy a quedar con las ganas, ya que Martin es experto en acercarte la miel hasta el mismo estómago para después quitártela de un fuerte tirón, pero no podía evitarlo, tal como acaba el tercero. De momento el cuarto volumen paree conceder una tregua pero soy consciente de que eso no durará mucho y pronto me verás por los pasillos del instituto con el mono, y no dudes de que si me entero del día en que se publica el quinto, ya no esperaré a que me lo pases, sino que iré directamente a la librería, y aunque sea por las malas, conseguiré ese libro.
ResponderEliminar-Todavía me pregunto como puede ser que un personaje que, a mi personalmente, me ha atraído tan poco desde el principio como Catelyn puede tardar tantísimo en morir. ¿Esto te pasa también a ti, o es que me sorprendió encontrarme a mi madre entre los demás personajes de Martin? Será cosa de la adolescencia...-
Felices días de semana santa, compañero. Yo todavía no he decidido qué quiero leer durante esos días. Estoy acabando el libro sobre Lorca y el mundo gay, que te recomiendo vivamente, y hoy me he comprado un libro de poemas de Luis García Montero, Vista cansada. Pero para estas vacaciones me gustaría algo ligero. Stieg Larsson no me acaba de convencer. He leído el primero y no me ha dejado ganas de leer el segundo. Lo mejor, sin duda, el personaje de la hacker punky y anoréxica. Me llevaré el portátil a Galicia y colgaré algún post viajero por ver si hay alguien conectado. Un afectuoso saludo.
ResponderEliminarMe apunto dos titulos, Chesil Beach y Snow crash, para cuando este en un lugar con librerias/bibliotecas decentes. A Neal Stephenson ya lo conocia, me encanto La era del diamante.
ResponderEliminarLos libros por aqui escasean, nos prestamos entre los amigos los que vinieron en las maletas, lo intentamos con libros en otros idiomas (de hecho ando liada con un italiano que compre en un aeropuerto y que me ha gustado mucho Maurizio Baggiani, Il viaggiatore notturno)y pedimos a los amigos que nos vienen a visitar mas libros.
salud!
Marcos: No hay vacaciones para quien no para de enredarse en compromisos aquí y allá. Fíjate que ahora me han liado unos/unas coleguillas para que me vaya a Getxo. Si es que no sé decir que no...
ResponderEliminarCarlota: Ojo con la saga de Martin. Un alumno comenta más abajo el enganche, pero es un buen lector. Ten en cuenta que cada parte son dos tomos de casi 700 páginas, así que hablamos a lo tonto de 2500 páginas; apto únicamente para devoralibros.
Lu: Ya sé que eres muy discreta en tus lecturas y que sólo revelas títulos bajo amenaza de meme. Que descanses estos días.
David: Tu comentario resume muy bien el sentimiento que manifiestan los lectores de la saga que conozco (por cierto, Eduardo Larequi nos debe una reseña). Supongo que los clásicos que leéis en 4º te parecerán menos trepidantes, pero también es cierto que hay autores consagrados que merece la pena conocer, aunque no nos dejen con la miel en la boca del estómago. En cuanto a los personajes, corroboro cuanto dices: acabas cogiendo cariño a los villanos y detestando a los melifluos (aunque eso cambia en el cuarto, como comprobarás pronto).
Joselu: Hace tiempo que no leo crítica literaria ni biografías, pero tendré que ponerme a ello. La poesía se reduce a lo que leo en el aula, que no es poco. En cuanto a Larsson, coincido en que Lisbeth Salander, a quien han comparado con una Pippi Calzaslargas sociópata, es el mejor personaje de la novela; Blomkvist me parece el Bob Geldof del periodismo, un tanto sobreactuado.
Isa: Gracias por venir desde tan lejos a comentar ;-) Me apunto el título de Stephenson, pues ahora me ha dado por la ciencia-ficción.
Gracias por las recomendaciones, Antonio, y los demás que se unen. Me apunto todas; y pediré a una amiga que me preste el de Stieg Larsson, pero ya veo que no es ninguna maravilla.
ResponderEliminarYo he leído hace poco algunos de cuentos españoles actuales, para variar un poco: Nosotros, todos nosotros, de Victor García Antón, en Gens Ediciones y El perfume del cardamomo: Cuentos chinos, de Andrés Ibáñez, en Impedimenta; os los recomiendo si os gustan los cuentos. Tienen una imaginación, ambos, estupenda; son muy diferentes, eso sí.
He leído también un clásico que yo no conocía: La maravillosa historia de Peter Shlemihl, de Adelbert von Chamisso, al que quizá conzcáis más por sus poesías: es de principios del XIX, pero el libro en cuestión es una historia de lo más entretenida y romántica (en el sentido de perteneciente al romanticismo); a mí me ha recordado un poco a La piel de zapa, de Balzac. Creo que a los adolescentes sí les gusta; a mi hija mayor le ha encantado.
Bueno, seguimos leyéndonos.
Felices vacaciones a todos.
Un beso.
Es una selección bastante acertada. He leído Firmin y tengo pendientes el segundo de Stieg Larsson y Chesil Beach. También tengo ganas de leer El lector, porque la película me pareció estupenda. Esto de tener por delante unos días libres para leer sin prisas es una sensación maravillosa. Habrá que aprovecharlos.
ResponderEliminarFelices vacaciones. Un saludo
Como a Elena, me gustó la película de El Lector y después he leído el libro. Una amarga mezcla de amor, culpa y vergüenza. Una intensa y breve historia de amor que da lugar a una tranquila y larga historia de olvido.
ResponderEliminarCreo que voy a seguir con Chesil Beach.
Antonio, muchas gracias por tus recomendaciones.
Ana, Elena y Speedy: Gracias por vuestros comentarios y que paséis unos buenos días de relajación, con lecturas o sin ellas.
ResponderEliminarAntonio, llego tarde a recomendarte "La era del diamante", pero así tienes dos recomendaciones :-) En cuanto a que Snow Crash solo es apto para amantes de realidades virtuales o películas de acción... no sé, creo que tambien es apto para fans de Neal Stephenson. Desde luego, a los lectores de "Criptonomicón" (otra recomendación) este no les va a defraudar, ya que contiene sus dosis de criptografía. Aunque debo reconocer que lo que más me gusta de las novelas futuristas de Neal (como La era del diamante) son las sociedades que describe.
ResponderEliminarUn saludo.
PD: Por si te enganchas a "Criptonomicón" y te gusta, que sepas que además de esos 3 tomos hay otros 8 del Ciclo Barroco que, aunque no es la misma historia, acabarás leyéndolos.
Da-beat: No sé si darte las gracias por esa propuesta; como me enganche, tendrás tu la culpa de ello.
ResponderEliminarUn saludo.
Culpable de nada, Antonio, culpable de nada. :-)
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