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06 enero 2009

Sesquidécada: enero 1994

Todos los comienzos de año traen consigo un montón de buenas intenciones que suelen quedar en nada. Para eso se inventaron las colecciones de quiosco, para que, al menos, supiéramos de antemano que perdíamos el tiempo en algo inútil.
En este sentido, he decidido empezar una de esas colecciones inútiles que pienso ir publicando en el blog mientras me duren las ganas y no haya algaradas entre los visitantes. Se trata de recuperar algunas de mis lecturas de hace quince años. Ya he contado que tengo cierta manía por las listas, de modo que he recuperado los repertorios en los que voy apuntando todas esas lecturas y, de ellos, seleccionaré no más de tres lecturas por mes.
¿Por qué quince años? Quizá porque esa es la edad de algunos de mis alumnos y con ello cierro una especie de círculo lector: recuerdo lo que leía yo cuando nacieron quienes han de leer ahora.
Como no tenía un buen nombre para este coleccionable, he probado a inventar sesquidécada -y que me perdonen los académicos-, que funciona de igual modo que "sesquihora" o "sesquicentenario".
Así que empiezo ya con la selección de enero del 1994, cuando todavía estudiaba Filología:

Pedro Páramo, de Juan Rulfo, fue en aquellos días una relectura, pues ya lo había leído en el instituto. Sin embargo, con una mirada mucho más crítica, pude descubrir la grandeza de la literatura en estado puro. Siempre digo que, para mí, se trata de una novela en la que no sobra ni una palabra, que está montada casi como un poema. Todavía animo a mis bachilleres a que la lean, pero pocos se atreven; y no seré yo quien obligue a leer algo a lo que hay que dedicarse con tanto esmero.

El perqué de tot plegat (El porqué de las cosas): Quim Monzó constituyó mi gran hallazgo en las letras catalanas (por entonces acababa de leer la ácida novela La magnitud de la tragèdia). Tiene el espíritu creativo y lúdico que andaba buscando por esa época. El autor catalán maneja como pocos el cuento breve y siempre sabe poner las dosis justas de humor. Quizá alguno recuerde que en aquella época incluso participaba en programas de la televisión catalana al estilo de Buenafuente (sobre todo en el programa de Mikimoto). Hay varios libros suyos traducidos al castellano y os aseguro que vale la pena leerlos.

Las metamorfosis de Ovidio son un referente inexcusable para todos los que nos dedicamos a la literatura. Prácticamente toda la poesía de los Siglos de Oro bebe en las fuentes mitológicas que rescata Ovidio, por no hablar de la pintura, escultura, etc. Y, además, el placer de leer a un clásico.


Crédito de la imagen del libro de Monzó: http://www.flickr.com/photos/catorze/1214527083/

12 comentarios:

  1. Anónimo12:02 a. m.

    Curioso, Don Antonio, ayer comencé a leer, (ya tal vez sea la cuarta o quinta vez que leo esta maravillosa novela,), a Don Juan Rulfo, y su Pedro Páramo.
    Un lujo, ciertamente.
    Saludos

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  2. Entradas sobre lecturas, sean actuales o pasadas, siempre sientan bien. De las que citas recomiendo a Quimo Monzó, hay cuentos para llevar directamente a clase (en algún libro de texto salía "Redacció" y me ha funcionado bien) y siempre es un placer descubrirlos (creo que los otros dos están mucho más consolidados).

    Yo antes leía por obsesiones, me daba época de hispanoamericana, de románticos... Ahora en cambio después de un libro cojo algo totalmente distinto, para no quemarlo, y repito mucho menos autores. Cambiamos, y cambia nuestra manera de leer

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  3. Anónimo3:52 p. m.

    Pedro Páramo, de las más grandes obras de la literatura universal.

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  4. Buena iniciativa, Antonio, la de esa lista. Y buenas lecturas. Precisamente una adaptación de Las Metamorfosis de Ovidio, en Anaya, tienen que leer mis alumnos de 3º en este trimestre y ya ha despertado devoción en algunos, que la han leído durante las vacaciones.

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  5. Pedro Páramo, caleidoscopio poético -narrativo, en el que el lector que entra en él, no vuelve a ser el mismo. Hay un antes y un después de Pedro Páramo. Recomiendo vivamente la entrevista que le hizo Joaquín Soler Serrano en A fondo. La vi hace poco, la tristeza y la densidad de Rulfo en estado puro.

    Las metamorfosis de Ovidio, conjunto de relatos mitológicos que todo alumno de bachillerato debía conocer, cursara el bachillerato humanístico, científico, tecnológico o artístico. La asignatura de Literatura Universal debía ser obligatoria para todas las ramas del bachillerato.

    Hacia 1994 estaba yo inmerso hasta las cejas en la lectura de la obra de Galdós. Creo que estaba en Los episodios Nacionales.

    Me gusta la idea de ir revisitando clásicos, tus clásicos, de hace quince años.

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  6. Ejem, confieso no haber leído Pedro Paramo. Pensaba comenzar Todos los hermosos caballos, pero remediaré en breve lo de Juan Rulfo.

    Sobre 1994-95, no estoy del todo seguro, volví a retomar la literatura después de algunos años en que la tuve abandonada. Hijos de la medianoche de Salman Rushdie fue uno de los libros que marcó el regreso, también textos de Octavio Paz sobre el mundo oriental, Vislumbres de la India..
    y la poesía de Borges.

    Saludos.

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  7. Hola, colega. Vengo guiada por el blog de Joselu y me alegro mucho de haber venido, porque me he encontrado con esta lista recién estrenada, que me parece muy bien. Lo único que no he leído es lo de Quim Monzó, aunque sí cuentos sueltos en antologías que me han gustado mucho, por su ironía y su buen humor.
    Sobre Juan Rulfo escribí yo mi tesina en aquellos tiempos, que para nada me sirvió, excepto para conocer a fondo a Juan Rulfo, una maravilla literaria que ahora parece un poco dormido en el recuerdo de la gente. Habrá que despertar poco a poco.
    Y de Ovidio, para qué hablar más. Como dice Joselu, obligatorio debería ser. ¿Y si de vez en cuando se lleva un mito como lectura de clase? No estaría mal.
    Nada, que me gusta lo que he leído y que volveré.

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  8. Martín: La blogosfera siempre nos sorprende con esta ¿serendipia? Me alegra que coincidamos.
    Eduideas: Ahora que reviso mis listas de lecturas percibo eso que cuentas: la cantidad de entropía que desarrolla un lector caótico. Hay meses en los que acumulo siete u ocho libros medievales, o cinco tratados de lingüística, o seis monografías de crítica literaria... Un desastre, sin duda.
    Apostillas: Me vale la sentencia.
    Marian: Gracias por la cita; lo buscaré.
    Joselu: También tuve mi época Galdós, aunque muchísimo más modesta que la tuya. En cuanto a la literatura universal, ojalá tuviese sitio en los currículos de Bachiller...
    Serenus: Algún día podemos poner en marcha un meme con todas aquellas obras imprescindibles que no hemos podido leer... aún.
    Clares: Gracias por la visita y el comentario, y bienvenida a tu casa.

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  9. Si sigo comentando lecturas voy a tardar once años en poder hacer lo que tú :P
    Debería haber sido más previsor ;)
    Por lo pronto empezaré con 'misión de gravedad' que alguien recomendó por estos lares.
    Saludos.

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  10. Pues yo pasaba por aquí y me alegro de pasar, porque me encanta encontrarme con buenos blogs que no busco, el descubrimiento es lo más divertido del mundo. Agregado a mis favoritos quedas.

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  11. Quizá porque he recuperado mi tiempo de lecturas, se me acumulan tus entradas. De todas formas, siempre es satisfactorio revisitar nuestros clásicos. Está bien eso de ordenar nuestro canon personal.

    Celebro ver en la lista a Quim Monzó. Cultiva el género del relato corto con mucho ingenio.

    Pedro Páramo lo he leído varias veces. Me pasa con este libro que cada vez que lo visito me parece más grande, a pesar de su brevedad. Cualquier juicio que emitiera sobre esta obra parecería hiperbólico: cada frase es un monumento a la palabra.

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  12. ¡Qué buenos los relatos de Quim Monzó! ¡Y los de Sergi Pamies! En mis clases siempre hay un hueco para la lectura de uno de ellos.

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