30 enero 2009

Romance del inspector

Estábase el profesor
asentadito en la clase,
sus deberes ordenando,
sin que nadie perturbase.

Había ya apaciguado
a aquella rebelde Vane,
al maleducado Juan
y a su vïolenta madre.

Preparadas ya las Acis
y otros asuntos de base,
aguantaba más de un mes
sin poner un solo parte.

Tutorías, guardias, faltas,
informes, extraescolares,
le ocupaban muchas horas
y no cabían más planes.

Sentíase feliz él,
maguer cansado acabase,
que a sus alumnos quería
sacar del vital desastre.

Mas al lugar allegose,
sin que nadie lo llamase,
aquel avieso inspector
muy presto a supervisarle.

En su afanoso control
poco habían de importarle
muchos logros obtenidos
por el docente y su clase.

Interesábale más
todo oficial bagaje,
papeles y más papeles
de enrevesado lenguaje.

Púsole en grave aprïeto,
enrojeciole el semblante,
delante de muchos profes
avergonzándole en balde.

Menor interés tenía
en que solventasen males
que en buscar erratas tontas
y otros descuidos banales.

Y así marchose ligero
tras de sí dejando tales
disgustos, penas y cuitas,
problemas artificiales...

Quedose triste el profesor
aquel que antaño pensase
que su labor era digna
entre otros profesionales.

Y el inspector muy ufano
preparábase otro ataque,
a solucionar dispuesto
las grandes lacras sociales.

(Romance anónimo)

Crédito de la imagen: Kalipedia

33 comentarios:

COCOLISO dijo...

¡Hay que ver qué cosas contaban los juglares! ¡Menos mal que ahora ya no ocurre nada de eso!
Un abrazo y enhorabuena por el blog.

Unknown dijo...

¿Dónde he oído yo eso antes...?
Enhorabuena por el blog.

Miriam Civera dijo...

Me suena mucho también a las temidas auditorías por las que tienen que pasar aquellos centros que tienen el sello de calidad.

Marian dijo...

Muy bueno el romance y muy malo el inspector...;) Gracias por transmitirnos al modo juglaresco lo que fazen en los centros estos señores siniestros. Saludos

Gabriela Monzón dijo...

¡¡Hola Antonio!!
Tanto tiempo... en realidad visito pero no comento, muy mal de mi parte, jaja
Pero ahora no sólo te dejo un saludo y pondero el arte con que han dicho verdades en este romance sobre esos vejestorios burocráticos y en el fondo ignorantes pues, suele llegarse a inspector por mera virtud de los años...
Sino que aquí estoy para contarte además que te pases por mi blog ¡Piezas de a ocho! ya que hay una sorpresa para tí allí
Un abrazo...
Gaby

Joselu dijo...

Ay, los inspectores... Supongo que es un trabajo como otro cualquiera, pero su visita me suele poner de los nervios por los motivos que expones en tu saleroso romance. Burocracia y burocracia, papeles, que les den la impresión de que las cosas funcionan, aunque nunca podrán juzgar lo más valioso que hacemos para evitar el vital desastre que citas. Profesión que tiene visos de repelente, frente a la docencia directa, de la que muchos han huido, y luego nos juzgan como sujetos sospechosos. Entiendo tus sensaciones y las comparto.

Igualemente dijo...

Buenísimo!!. Felicidades y ánimo por el excelente trabajo que realizas.

MiCartapacio☺ dijo...

Estupendo romance que refleja fielmente la realidad: el regusto amargo de quien, dejando alma y piel en la lucha por lo cree donde realmente nos corresponde -el aula-, se ve evaluado y calificado según el volumen de papeles rellenados engrosando la lista de estadísticas y números fríos.

Me lo quedo, con tu permiso, claro.

Una admiradora y seguidora desde hace mucho tiempo.

Chus☺

Toni Solano dijo...

Cocoliso, Carlota y Miriam: Gracias a los tres por vuestra visita y vuestros comentarios que siempre serán bien recibidos en este blog.
Marian: No creo que los inspectores sean malos. Simplemente es más fácil corregir unos papeles que solucionar los problemas de un aula o de un centro.
Gaby: Ya sé que andas por ahí a hurtadillas, que os veo aunque no comentéis... Gracias por el regalo.
Joselu: En ocho años de docencia, no he hablado nunca con un inspector, lo que me da idea de su utilidad. He visto que, a menudo, sus intervenciones se reducen a la burocracia, olvidando que cada día surge un problema serio en las aulas que queda a mitad de resolver. Si realmente hay una labor interesante detrás, creo que deberían hacer propaganda de ella (¿te has fijado que no hay blogs de inspectores?), para que los docentes entendamos su condición.
Igualemente: Gracias por tus palabras.
Chus: El romance es anónimo, como toda la tradición popular, así que libre eres de transmitirlo. Un saludo y gracias por la visita.

Evaristo dijo...

Esos que solo se interesan por papeles y más papeles
de enrevesado lenguaje deben ser los mismos robots de la políticas y la burocracia de los que nos hablan en la estremecedora carta que publica hoy http://atriumlibertatis.blogspot.com/2009/01/muerte-en-la-ensenanza.html

Elisa dijo...

Aunque creo que ya has dado permiso a otro, ¿puedo copiarlo? Me encanta, tiene un aire tan fresco que no se puede dudar que ha pasado de boca en boca, decantándose, perdido ya el nombre del autor... y si no ha sido así, lo será.

Elisa dijo...

Cuando se habla de estos temas no puedo dejar de recordar Hoy comienza todo, una película que me dejó huella.

Anónimo dijo...

Es una verdad como un casti !!...pero yo se lo mandaria a la ministra y consejeros de autonomias a ver si se enteran de una vez que sus lobos-picapleitos tambien se tienen que reciclar desde las aulas

José Miguel Ridao dijo...

Lo mismo que tú expresas en verso yo lo digo en prosa.

¿Por qué no nos dejan enseñar? Cada vez estoy más convencido de la tesis de que interesan votantes incultos para perpetuar a los políticos ineptos. Un saludo.

Toni Solano dijo...

Evaristo: Estremecedora la imagen de un profesor caído en "acto de servicio" (para estos oficios no hay medallas ni homenajes oficiales -si hubiese sido un soldado...-).
Elisa: Copia, copia. Ya digo que el romance es anónimo, aunque a Quevedo por apuntar en un mantel versos anónimos lo metieron en San Marcos.
Anónimo: Tampoco habrá que generalizar, que gentes buenas, regulares y malas hay en todos los sitios.
José Miguel: Tienes razón. De la teoría a la práctica va mucho. Si queremos legislar en la igualdad de oportunidades habrá que dotar de medios para ello, pues lo otro es demagogia. Me parece interesante lo que dices de votantes incultos y que concuerda con unas palabras de Roger Schank que recoge Mikel Agirregabiria en una entrada reciente:
-Quién tiene la culpa del sistema educativo? ¿Los gobiernos?
-Por supuesto, tienen la culpa los gobiernos. Los políticos nunca se han preocupado de educar realmente a los niños, ni nunca lo harán. Todos hablan de educación porque así consiguen votos, pero un electorado verdaderamente preparado haría preguntas difíciles a los políticos, y les complicaría la vida.

Juliiiii dijo...

Jajaja, genial, me ha encantado la impronta que le ha dado el "anónimo" con ese léxico medieval. Por no hablar de que es la vida misma (para quien niega que literatura y vida están unidas).

Qué triste que se ocupen de tonterías y no atajen problemas graves como las bajas continuas y reiteradas de profesores que no sólo desprecian la profesión sino que juegan con los chavales. Y como este, cientos de más casos.

¡Saludos!

Aurelio dijo...

¿Qué no ocurre nada de eso, COCOLISO? Desgraciadamente sí; me gustaría saber incluso si a veces no se está incumpliendo el artículo 20 de la constitución.

Anónimo dijo...

Muy bueno... estos "Versos olvidados".

Un abrazo y como siempre, enhorabuena por el blog.

Lenguadetrapo dijo...

Eres un genio. Qué cierto el contenido de ese romance jajajja

Anónimo dijo...

Hola Don Antonio.
Soy de ciencias y leyendo mientras sonrío, o sonriendo mientras leo, este romance digno de ocupar un espacio en la Juglaría Moderna Educativa, me acorde de Berceo, del Romance del Prisionero, de Ricardo Solfa, de la cuaderna vía, y de esas cosas que nos enseñaba la profesora de literatura mientras hacíamos, en sus clases, a escondidas problemas de física.
Un placer que estas, "inspectoras" lecturas evoquen aquellos "olvidadizos" recuerdos.
Un saludo

Lourdes Domenech dijo...

Un romance de perfecta factura para imperfectos burócratas que bien les iría pasearse por estos lares blogueros para saber qué se opina de ellos.

Anónimo dijo...

¿Inspectores?, ¿qué es eso?, yo siempre que he querido hablar con ello he tenido que pedirlo por escrito y con registro de entrada y cuando le haces demasiadas preguntas empiezan a no quererte ver. Así que... ya sabéis, preguntadles, pedidles soluciones, pedidles visitas que entonces no aparecen.

Estupenda entrada, un saludo, Montse.

Toni Solano dijo...

Juliii: Has dado en una de las cuestiones que más duelen. En la labor de tutor, las quejas de los padres sobre las faltas injustificadas del profesorado son habituales. No hay nada que hacer, pues, en lugar de la inspección, han de ser los equipos directivos quienes sancionen; equipos directivos que quizá un año más tarde se encuentren a merced de ese mismo incompetente.
Aurelio: Creo que Cocoliso se mostraba irónico. De todos modos, por lo que me cuentan, algunas de las críticas que hacen los inspectores no se ajustan a la ley; pero, tantas cosas atentan contra ella a diario...
Alguien: Ya sabes, "Manuscrito olvidado..."
Puriki: Como toda la poesía popular, no son más que tópicos ;-)
Martín: Me alegra que mi labor filológica en el rastreo de incunables te haya renovado el espíritu a base de ripios.
Lu: No, que no pasen por aquí, que me veo en San Marcos.
Montse: Las enfermedades no se piden, llegan solas.

Anónimo dijo...

Además de los inspectores -que sí, que de todo hay, como en la viña del señor- hay figuras más cercanas, al menos en el espacio, que me resultan igual de... -¿cómo decirlo sin molestar o sin herir demasiado?-: incompetentes -ahora que todo está en función de las Competencias-; burócratas que han perdido los papeles -que manda...-; tribunos de la Santa Inspección -ay, Torquemada si levantara la cabeza-...
Lo siento no consigo acallar mi conciencia -que, como veis, hablo en cursiva y entre guiones-...

Miguel dijo...

Muy bonito el romance. Genial. En fondo y forma. La verdad es que los inspectores tienen ese no sé qué que impregna de desasosiego al docente. Y que haríamos bien en tomárnoslo con la gracia y el salero que tú le has puesto a esta entrada.
Un saludo

Anónimo dijo...

Vengo del chat de "Internet en el aula" y nada más aterrizar en tu blog me encuentro con el romance. Yo que estoy metida en pleno proceso de, supuestamente "calidad", realmente papeles y más papeles, me ha inpactado. Es que lo has clavado. Como veo que a otros les has dado permiso, me lo copio y corro a enviárselo a mis compañeros de desventuras. Seguiré curioseando por aquí. Esto promete.
Saludos

Leticia Zárate dijo...

Fantástico reflejo que sí, aún pasa, por lo menos aquí en México.
Saludos.

Anónimo dijo...

Eres un mostruo...

Lo tendré en cuenta en mi próxima visita, jejejeje

soy amarillo y azul dijo...

Soy inspector de los buenos.
Con semblante cauteloso
entro gozoso en tus clases:
-"Manejas muy bien la tiza,
te impones a tus alumnos,
sabes tu materia dar,
pero en mirando papeles
me llevas a recelar:
Faltan datos, sobran otros
¿las competencias pusiste?"
-"Caramba, vaya despiste."
-"Es por ello que no lamento
decir claro lo que pienso:
Vale más legajo bien pergeñado
que docencia bien llevada."

Toni Solano dijo...

Marcos: Ten cuidado con la conciencia, que, como las cabras, tira al monte.
Miguel: No es justo que esa revolución del personal sea debida al miedo y no al júbilo.
Guadalupe: No sé si las normas ISO nos convertirán en más eficaces o simplemente nos harán más burócratas; el tiempo lo dirá. Bienvenida al blog.
Leticia: Burocracia universal, me temo.
Víctor: Sé que serías benévolo conmigo, pese a tu aspecto malote ;-)
Un profe cualquiera: Digno remate poético a esta rimada entrada.
P.D. Perdonad todos aquellos cuyo nombre se me haya pasado en la lista de reconocimientos de mi última nota.

Pilar dijo...

Este año estoy de prácticas y estamos esperando ya la visita del inspector, la verdad es que estamos todos muy asustados y este romance nos viene al dedillo, voy a difundir la palabra jejeje. ¡Enhorabuena por tu blog, compañero!

María José Reina dijo...

¡Buenísimo! Se lo voy a pasar a los interinos de mi departamento que esperan la visita del Comendador en Fuenteovejuna de un momento a otro, ja, ja.

Anónimo dijo...

Yo he pasado de ser profesor a ser maestro, por iniciativa del alumnado y de la totalidad de la clase social.
Un tecnólogo de Tarifa.