El placer de recomendar un libro es tan grande como el de acoger las recomendaciones de otros y descubrir con ello nuevas fronteras. El verano pasado escribí acerca de algunas lecturas y me llovieron recomendaciones de todo tipo. No es posible dar cuenta de todas ellas, pero sí me he aventurado con algunas.
Empezando con literatura juvenil, he conocido lecturas interesantes como Manzanas rojas, de Luis Matilla y El retrato de Carlota, de Ana Alcolea, ambas en la editorial Anaya y a las que llegué -ex aequo- a través de Lu y Mª José Reina.
La primera es una breve pieza teatral que tiene como protagonistas a un niño palestino y otro judío en una historia que, en unos días como estos, cobra un sentido especial. Me hubiese gustado llevarla a clase y haber podido compartir esa experiencia con quienes me animaron a leerla, pero el perfil de mis grupos de segundo no me parece muy apropiado para que la entiendan y la valoren. Tal vez el curso que viene...
El retrato de Carlota es una historia veneciana con amor y misterio, con secretos de familia y pinceladas artísticas. Interesante para 2º y 3º de ESO.
A través de Evaristo (y otros colegas de oficio) me animé con un libro que ha merecido el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil 2008: Lo único que queda es el amor, de Agustín Fernández Paz (Anaya). Se trata de un conjunto de relatos que tienen en común el (des)amor, desde distintos estilos y con enfoques que huyen de los tópicos. Es un libro que encaja bien en lectores de Segundo Ciclo de la ESO.
Por medios propios (es decir, rastreando por diversos catálogos juveniles) abordé La mano de la momia, de José María Latorre (Bruño), una intriga de maldiciones egipcias con todos los ingredientes típicos del género. Es una de esas novelas de las que podemos echar mano para recomendar a lectores ocasionales que buscan misterio y aventura.
Una novelita bastante ligera y que puede aprovecharse para 1º o 2º de ESO es El complot de las flores, de Andrea Ferrari (SM). En ella se cuenta la historia de una chica que tiene que adaptarse a la vida en un pequeño pueblo de Argentina. Breve y con sentimiento.
Un libro diferente es 43 crímenes para resolver, de Daniel Samoilovich (RBA bolsillo), que plantea, como indica el título, otras tantas historias en las que hay que resolver un caso policiaco a partir de distintas pistas verdaderas o falsas. Puede ser un aliciente para alumnos alérgicos a las novelas.
A través de Evaristo (y otros colegas de oficio) me animé con un libro que ha merecido el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil 2008: Lo único que queda es el amor, de Agustín Fernández Paz (Anaya). Se trata de un conjunto de relatos que tienen en común el (des)amor, desde distintos estilos y con enfoques que huyen de los tópicos. Es un libro que encaja bien en lectores de Segundo Ciclo de la ESO.
Por medios propios (es decir, rastreando por diversos catálogos juveniles) abordé La mano de la momia, de José María Latorre (Bruño), una intriga de maldiciones egipcias con todos los ingredientes típicos del género. Es una de esas novelas de las que podemos echar mano para recomendar a lectores ocasionales que buscan misterio y aventura.
Una novelita bastante ligera y que puede aprovecharse para 1º o 2º de ESO es El complot de las flores, de Andrea Ferrari (SM). En ella se cuenta la historia de una chica que tiene que adaptarse a la vida en un pequeño pueblo de Argentina. Breve y con sentimiento.
Un libro diferente es 43 crímenes para resolver, de Daniel Samoilovich (RBA bolsillo), que plantea, como indica el título, otras tantas historias en las que hay que resolver un caso policiaco a partir de distintas pistas verdaderas o falsas. Puede ser un aliciente para alumnos alérgicos a las novelas.
Mención especial requiere Choque de reyes, la segunda parte de una saga altamente adictiva llamada Canción de hielo y fuego, de George R.R. Martin (Gigamesh). Ya hablé de la primera parte en este blog y me consta que hay algún bloguero por ahí que se ha enganchado a la saga. Es una historia de tipo épico-fantástico con unos personajes muy alejados de los estereotipos del género. y que está creando una especie de fenómeno social semejante a Star Trek. El ritmo narrativo te mantiene al borde de la desesperación y no puedes parar de leer (cada parte son dos tomos de unas 600 páginas cada uno, y van por la quinta o sexta entrega -en bolsillo sólo han salido las dos primeras-). Algunos alumnos míos han sido víctimas de esta adicción lectora y me paran por los pasillos para pedirme la siguiente entrega. No hace falta que diga que sólo es recomendable para buenos lectores.
También para lectores más creciditos podría recomendarse El curioso incidente del perro a medianoche, de Mark Haddon (Salamandra), una novela distinta con un protagonista adolescente afectado por un (discreto) autismo. La novela está bien resuelta y no llega a ser moralizante ni pedagógica, como cabría sospechar en un principio. Creo que puede ser interesante para alumnos de 4º de ESO o 1º de Bachiller (sobre todo si les gustan algunos de los desafíos lógico-matemáticos que se plantean en ella).
Y, para acabar, dentro del apartado de lecturas personales, gracias a Ana Lorenzo descubrí Botchan, de Natsume Soseki (Impedimenta), una historia divertida protagonizada por un joven profesor japonés que me recordó al Ignatius Reilly de La conjura de los necios. También de la mano de Ana Lorenzo llegué a Fulgencio Argüelles y la novela El palacio azul de los ingenieros belgas, una narración con un lenguaje exquisito y con paisaje asturiano de fondo; el autor sabe combinar elementos muy diversos que alejan la novela de cualquier clasificación por géneros.
Mayor desconcierto me produjo la lectura de Tres caballos, de Erri de Luca, (Akal) recomendada por Matilde. También se trata de una novela poco convencional, con un lenguaje cuidado y con el trasfondo de diversos dolores humanos.
Y en estos días de asueto, aprovecho para leer Mal de escuela, de Daniel Pennac, que estoy deseando terminar para acometer un nuevo tocho: La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina, de Stieg Larsson, que espero resulte igual de adictivo que su hermano en la serie.
También para lectores más creciditos podría recomendarse El curioso incidente del perro a medianoche, de Mark Haddon (Salamandra), una novela distinta con un protagonista adolescente afectado por un (discreto) autismo. La novela está bien resuelta y no llega a ser moralizante ni pedagógica, como cabría sospechar en un principio. Creo que puede ser interesante para alumnos de 4º de ESO o 1º de Bachiller (sobre todo si les gustan algunos de los desafíos lógico-matemáticos que se plantean en ella).
Y, para acabar, dentro del apartado de lecturas personales, gracias a Ana Lorenzo descubrí Botchan, de Natsume Soseki (Impedimenta), una historia divertida protagonizada por un joven profesor japonés que me recordó al Ignatius Reilly de La conjura de los necios. También de la mano de Ana Lorenzo llegué a Fulgencio Argüelles y la novela El palacio azul de los ingenieros belgas, una narración con un lenguaje exquisito y con paisaje asturiano de fondo; el autor sabe combinar elementos muy diversos que alejan la novela de cualquier clasificación por géneros.
Mayor desconcierto me produjo la lectura de Tres caballos, de Erri de Luca, (Akal) recomendada por Matilde. También se trata de una novela poco convencional, con un lenguaje cuidado y con el trasfondo de diversos dolores humanos.
Y en estos días de asueto, aprovecho para leer Mal de escuela, de Daniel Pennac, que estoy deseando terminar para acometer un nuevo tocho: La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina, de Stieg Larsson, que espero resulte igual de adictivo que su hermano en la serie.
Feliz año nuevo lector a todos.