Hay en Castelló de la Plana una casa con una placa en la puerta en la que se explica que en ella murió Pierre Méchain. Muchos de mis alumnos habrán pasado cientos de veces ante ella y pocos se habrán molestado en averiguar qué tiene de particular que un francés del siglo XVIII muriese tan lejos de su hogar y cuál sería su hazaña para que alguien le dedicase una placa conmemorativa.
Os aseguro que es apasionante la historia de este astrónomo que ocupó su vida midiendo, a través de costosas triangulaciones, el meridiano de París; además, la podemos recomendar a nuestros alumnos a través de la lectura de la novela La medida del mundo, de Denis Guedj.
Intento cada año (al menos con los de Bachiller) que se animen a leer libros de divulgación científica o, como en este caso, novelas con trasfondo matemático, pero no les hace mucha gracia que el profesor de lengua les mande leer obras relacionadas con la ciencia: ya bastante tienen con leer novelas juveniles como para enterarse, además, de que el Meridiano de Greenwich quizá atraviese algunas de sus casas.
Si hacemos caso de la ley, encontramos en la LOE muchas referencias al asunto de las competencias básicas y en ellas se pone de manifiesto que se han de trabajar desde todas las áreas del currículo. Eso afecta, pues, al tratamiento de las ciencias en las asignaturas de letras y viceversa. Sin embargo, he comprobado que, a la hora de realizar las programaciones, pocas veces nos lo tomamos en serio. Quizá, la competencia que más cuesta integrar en el área de lengua es la competencia matemática. De modo que aprovecharé el espacio "Te cedo la palabra" que me han ofrecido desde Tres Tizas para proponer algunas ideas al respecto. Y eso lo podréis leer allí muy pronto. ¿Podréis esperar (60 x 60 x 24 x 3) segundos aproximadamente?
ACTUALIZACIÓN 10/11/08:
Ya tenéis publicado el artículo en Tres Tizas.
ACTUALIZACIÓN 10/11/08:
Ya tenéis publicado el artículo en Tres Tizas.
Crédito de la imagen: http://www.euro-senders.com/rutes/web_cas/notes/notes_meridiaverd.htm
15 comentarios:
Me suena esa contradicción, a mí me pasa cuando me empeño en trabajar el número áureo y hablo de proporciones, cifras irracionales y belleza. A mí me interesa como aportación griega a la cultura, al arte y a todos esos lugares en los que encontramos su huella, pero sigue sonando raro en boca de una profe de griego :-)
¿Será que somos por naturaleza raros?
Esta transversalidad de competencias implica que hay que trabajarlas desde todas las áreas como tú bien has expuesto. Sin embargo, cuando se trata del tema de la ortografía en las distintas materias, hay claras reticencias que desde matemáticas o sociales o experimentales por ejemplo deba controlarse la ortografía y menos valorarla. Tienes razón, pero es una larga marcha la que debemos hacer para tener una visión más de conjunto del aprendizaje, y eso implica que también desde la lengua se recomienden libros científicos lo que no es muy frecuente aunque sí son abundantes los que abordan temas sociales.
El tema de la transversalidad de conocimientos es indiscutible, lo que es más difícil es ensamblar las disciplinas en un contexto en el que las particiones horarias se corresponden con el estudio de parcelas de conocimiento.
Nuestro sistema educativo está lleno de contradicciones. Rompamos los muros (físicos y horarios) y entonces podremos trabajar transversalmente. Todo lo que hagamos, de momento, no deja de ser un acercamiento (unas veces más exitoso que otras).
Espero ¿cuántos segundos? Con las cuentas he topado (recuerda que soy discalcúlica).
La vieja dicotomía Ciencias y Letras hizo fortuna entre los estudiantes hace ya muchos cursos... pero, afortunadamente, la historia pasada y presente (humanistas, arquitectos, eruditos, médicos...) nos demuestra que no es tan evidente ni tan clara. Toni, es la primera vez que sé la respuesta a tan complicada operación matemática sin romperme la cabeza. Es lo que tiene... :)
Tomo nota del libro que propones. Sobre el tema, yo recomiendo siempre y hago referencias en el aula al libro: La medida de todas las cosas de Ken Alder. Al margen de las cuestiones matemáticas y técnicas, el libro relaciona el espíritu de la Revolución Francesa y la naturaleza del proyecto científico que ocupó a Méchain.
Me parece escuchar de fondo una música
... ;)
Estoy maravillado de escuchar a gente de lengua decir esto, no es habitual.
Puedes creer que, a veces, nosotros ( en asignaturas de ciencias ) también lo intentamos.
Saludos.
...For the lord God omnipotent reigneth
Hallelujah hallelujah hallelujah hallelujah !!!
No me parece en absoluto descabellada tu propuesta. El saber no está en compartimentos estancos. Todo lo contrario. Todo se complementa.
Un saludo.
Ana: El número áureo... ojalá me hubiesen hablado de él en el instituto. Parece que no hay cabida para lo lúdico en algunas materias, y mucho menos para salirse de los márgenes.
Joselu: En los libros de lengua siempre hay espacio para todos los temas: biología, historia, etc. Pero en otras asignaturas pocas veces se resalta la importancia de la claridad en la redacción, el respeto por la ortografía, el uso de conectores...
Lu: Creo que para los primeros cursos de la ESO, la solución deberia ser esa: profesores multidisciplinares que trabajasen las áreas de manera conjunta, por competencias. Algo parecido a la diversificación, pero orientado a alumnos que no pueden abordar ese universo caótico de asignaturas que nunca aprueban.
Marcos: Tendremos que superar esa frontera de ciencias y letras para convertirnos en Leonardos de la docencia.
Sergio: Apunto el libro y coincido en que, además de las matemáticas, entramos en el terreno de la historia, la filosofía, etc.
Wraitlito: Y repicarán las campanas, para regocijo de quienes dudaban de su competencia numérica.
Miguel: Del mismo modo que la vida cotidiana es un continuum en el que no podemos detenernos ante la adversidad, el aprendizaje tiene que afrontar un saber sin límites ni fronteras, al menos en cuestiones básicas.
hola muy bueno
tu blog
desde la distancia te acompaño estare pendientes de lo que escribes
vendre a visitarte mas de seguido
Yo hace tiempo que intento trabajar transversalmente con mis compañeros de lengua e Historia. Curiosamente los más reticentes suelen ser los alumnos que me acusan de "meterme dónde no me llaman"
Al final, siempre he valorado este tipo de experiencias muy positivamente y he conseguido que hasta los alumnos acusadores anteriores comprendan que los diferentes materias no son compartimentos estancos.
Lo más dificil, como siempre, es admitir que uno no es experto en todos los temas y conseguir que el trabajo colaborativo funcione.
En ello seguimos, sumando pequeños éxitos y fracasos...
Un compañero de trabjo, asesor de Matemáticas, edita una revista de nombre SIGMA que tiene gran eco entre el profesorado de Matemáticas. En su último número publican un artículo de una profesora( no recuerdo el nombre) que hace una preciosa investigación sobre las matemáticas en la Literatura. El listado de fragmentos y de obras en las que aparecen contenidos mateméticos es impresionante. Podría ser una vía para desarrollar la competencia matemática desde la materia de Lengua. Intentaré colgar la referencia y el artículo en blogge@ndo.
A pesar de que las Matemáticas no se me dan bien (el cálculo, sí), soy de los que piensan que la Ciencia, con mayúsculas, no puede faltar en la didáctica de Lengua y Literatura. De hecho, siempre he intentado poner en contacto los dos ámbitos en mis clases, mediante ejemplos, textos, actividades y lecturas que lo hicieran posible.
Además, hay que tener en cuenta que la aventura de la Ciencia y la Tecnología es la clave de los últimos siglos en la historia de la humanidad, y tenerla ausente de nuestras aulas es un crimen de lesa pedagogía.
¡Lo que podríamos aprender unos de otros y los otros de los unos si nos quitáramos las anteojeras! Y, en vez de algunas novelas juveniles que tienen un interés más que dudosos, nuestros alumnos leyeran maravillas de la ciencia ficción como Misión de gravedad, de Hal Clement.
Por cierto, Antonio, llevo semanas disfrutando como un chiquillo con una de tus recomendaciones: la serie Canción de hielo y fuego, de G.R.R. Martin. ¡Lo malo es que no se acaba nunca!
Buenísima la entrada en Tres Tizas, y comparto vuestros razonamientos. Hay un texto de Savater que justamente reclama esa fusión entre letras y ciencias, falsamente separadas (creo que la auténtica división, por mentalidad, es entre puras y mixtas que decíamos antes). En clase deberíamos hablar de todo y romper esos límites entre materias.
Sandra: Gracias por la visita y por el comentario.
Charo: Es verdad que a los alumnos los descoloca esa mescolanza de saberes. A mí, por ejemplo, no me importa (demasiado) que ocupen parte de mi clase para otras asignaturas, e incluso, si puedo los ayudo. Creo que la terapia del trabajo es buena independientemente del producto.
blogge@ndo: Esperamos como agua de mayo esa reseña que parece tan interesante. Acaba de salir -y no he podido ojearlo- otro libro en esa línea: El club de la hipotenusa.
Eduardo: Me apunto la recomendación. En cuanto a La canción de hielo y fuego volveré a hablar de ello, porque ya tengo a varios alumnos enganchados como tú (y no se acaba).
Eduideas: No creo que el conocimiento tenga fronteras. Está claro que hay unos límites en los que la especialización es necesaria, pero tal y como está planteada la secundaria, creo que funcionaríamos mejor por ámbitos más amplios.
Será difícil que encuentres Misión de gravedad, Antonio, pero está disponible en PDF, si la quieres leer digitalmente.
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