Precisamente este fin de semana, en el suplemento semanal de El País, y con motivo de la concesión de los premios Planeta a ambos, Boris Izaguirre ejercía de sombra de Juan José Millás y, a raíz de un comentario de la mujer de éste, recordaban el lamentable suceso de la chica asesinada por su novio después de ir a un programa de televisión:
En uno de esos programas, Svetlana, una chica rusa, iba a protagonizar una reconciliación con su novio español que terminó en su asesinato en la trágica intimidad de su hogar. Lejos de ser retirado de la programación, el espacio vio su audiencia incrementarse en los días posteriores a la noticia. Millás se enciende contra la televisión. “Es intolerable porque ha creado un mundo intolerante, castigador, señalando permanentemente lo que califica de malo, oprobioso, o que no puede ser aceptado de ninguna manera, cuando al mostrarlo lo está convirtiendo en fuente de alimentación. Hipócrita, despiadada. La televisión no puede continuar volviendo freaks a todo lo que le da la gana. No somos normales, pero tampoco monstruos. Somos, escogemos. La televisión cada vez más nos impide escoger”. Millás me mira, su plato limpio, las manos sobre la mesa, su pulcritud es como la de un obispo o la de un estadista comprometido. “Con el premio has dicho que pasas a ser el escritor y no el hombre mediático. Aprovéchalo. Tú mismo lo dices, la televisión te escoge a ti, nunca al revés. Aprovecha tu tique de salida”.
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11 comentarios:
Cada día la veo menos y no la echo en falta. Programas como el que describes no los he llegado a entender nunca y dudo hacerlo algún día a pesar de tener una buena amiga que se empeña en "educarme" para que le pille el gusto.
Emplear las horas que perdía ante la pantalla en escribir o leer en la red o fuera de ella es lo mejor que he podido hacer. Solo me queda una asignatura pendiente, que mis hijos sigan el ejemplo :)
Hace ya bastante tiempo que no sigo la programación televisiva, pero eso no significa que no vea la tele o que no me guste. De hecho, cada vez me gusta más. Precisamente gracias a internet (emule) y a la blogosfera he podido ir descubriendo y maravillándome del momento de esplendor que vive la ficción televisiva. Estoy pensando principalmente en las series norteamericanas y británicas y en la infinidad de recursos narrativos con los que son capaces de sorprender. En realidad, el problema es pretender seguir la programación de una televisión generalista, en un momento en el que se impone la selección de contenidos en función de los intereses personales. Este es, por fortuna, un modelo que está cambiando rápidamente gracias en gran medidad al ejemplo que da la red. Sería fundamental educar en la selección de contenidos en esta época en la que ya es posible. Estoy intentando preparar una unidad didáctica sobre la caja lista, donde los alumnos puedan ver cómo funciona a grandes rasgos el proceso de creación y producción de la ficción televisiva y visionemos dos o tres episodios pilotos de las mejores series de los últimos veinte años.
Un saludo, Antonio
Es curioso, hace un par de días vi un anuncio sobre un sintonizador con disco duro presentado como una novedad para grabar programas. Le pusieron el desafortunado título de "Me lo perdí" y me entró risa. ¡Parece que sus promotores piensan que alguien puede tener interés en grabar algo de lo que se emite! No sé si consigo explicarme, pero me pareció divertido su despiste tremendo porque no se dan cuanta de que por fin la tv se está autodestruyendo. Pudo ser un buen medio, pero su hora pasó. Ponerla en contraste con lo que se puede encontrar por internet me parece que da eso, risa.
Supongo que, tanto la tv como los periódicos acabarán ofreciéndonos dinero por alquilar una hora de nuestro tiempo, para ver si consiguen manipularnos, pero yo creo que ni así, ni pagando.
Saludos.
Interesante temática y aunque cueste creerlo, los adultos suelen idiotizarse más ante la TV basura que muchos jóvenes. Me ha sucedido que a la hora de escribir artículos de opinión, adolescentes de 1er. año Polimodal tomaron el tema y plantearon cosas muy inteligentes (los voy posteando en Leer no es perjudicial).
Y coincido con Jorge en el hecho de que la red permite elegir las cosas que más nos gustan de la TV, a la cual no siempre podemos acceder a través del aparatejo en casa. Concuerdo en lo de las series, miniseries (de la BBC por ej.) o películas exclusivas para TV que constituyen material innovador en cuanto a lo narrativo. Fui unas de las que en su momento llevé algún episodio de The X Files para trabajar con mis alumnos y hasta capítulos de Los Simpson.
Saludos
Gabriela
no veo la televisión desde hace más de cinco años, ya que el mundo internauta me parece mucho más rico y encuentro siempre la información, además elijo yo el orden, con esto de la televisión digital tanto programa basura me destroza y considero que es mejor mantener la tv apagada y escribir en tu propio blog o pasearte por otros, por cierto Antonio, te he enlazado al mío, me parece un blog muy interesante
No veo la televisión, salvo los noticiarios de las 21.30 en BTV. Me gusta de la Cuatro Callejeros. Lo veo a veces. Prefiero el mundo de la blogosfera y los libros... pero entiendo la fascinación que crean los programas basura. A veces pongo la televisión antes de las nueve y hay un programa de sucesos -crímenes y tragedias-. Atisbo unos segundos. Esos docudramas son estremecedores. Una mujer habla de cómo su hermana fue quemada viva por un maltratador y lo hace conteniéndose o llorando. Un buen dramaturgo sacaría de allí obras como Bodas de sangre. Es carnaza emocional. Lo miro fascinado, pero rápidamente cambio de canal o apago la televisión. Dicen que J. D. Salinger es un seguidor de programas basura, o lo era, debe ser muy mayor. Un novelista de culto muestra su atracción por ese lado de la realidad. Entiendo vuestros argumentos sobre una selección de programas o las series británicas a la carta o el mundo de la blogosfera, pero también entiendo el hechizo que provoca la telebasura que afecta a decenas de millones de espectadores en todo el mundo occidental. La TVE 2 del franquismo, con todo lo que la criticamos en su política informativa o pacata en lo moral, sería una cadena de arte y ensayo hoy día en medio de esta avalancha emocional que nos invade.
Brujita: Por suerte, los hijos nunca siguen el modelo de sus padres (eso sí, ni en lo bueno ni en lo malo), lo que deja abierto un tibio camino a la esperanza en el futuro.
Jorge: Aportas una visión profética que creo que se cumplirá. La televisión como la conocemos tiene los días contados (y morirá antes que el libro, je, je). Casi todos los jóvenes -formados- ven ya sus programas en internet, a la hora y el día que quieran, pues los mejores contenidos siempre acaban allí (pese a las trabas de las distribuidoras). La televisión a la carta es casi una realidad y dudo que la gente elija ver los programas que ofrecen en prime time.
Fmesmenota: Tampoco yo lo entiendo. Si no veo la tele, imagina el vídeo. Como le decía a Jorge, los momentos interesantes de la TV acaban tarde o temprano en internet.
Gaby: Los Simpsons es una serie inteligente. Comparados con algunos programas actuales de (inexplicable) éxito como Escenas de matrimonio, que explota chistes de sainete decimonónico trufado de machismo y violencia verbal, los diálogos y la escenografía de los Simpsons son pura delicatessen, y los chavales lo saben.
Alfonso: En internet, puedes leer y picar de aquí y allá. Y puedes escribir, y te contestan. ¿Qué más quieres?
Joselu: El embrujo de esos programas se basa en la apelación a instintos primarios: el de supervivencia, el maternal, el odio visceral, etc. Si los veo más de diez minutos seguidos, se me llenan los ojos de lágrimas y eso quiere decir que están atacando mis sentimientos, anulando mi razón. No es bueno comparar con la tele del franquismo, pero es verdad que ofrecía contenidos culturales más decentes, algo chocante tratándose de una dictadura. Y el retroceso es claro si pensamos en la televisión de finales de los setenta, principio de los ochenta, donde la experimentación daba resultados que hoy nadie entendería, como estos chicos, a los que encerrarían por apología del caos nuclear.
No creo que, en esencia, la tele sea mala o buena, como todo en la vida depende del uso que se haga de ella.
Ese tipo de programas de los que habláis que apelan al instinto más oscuro del ser humano me repungan, pero no deja de sorprenderme que, por ejemplo, el telediario de tele5 no sea más que un cúmulo de sucesos a cuál más truculento (y si pueden grabar la sangre del osito de peluche del niño asesinado, mejor). Es repugnante.Es verdaderamente nocivo para la salud.
Pero hay ficción de calidad como la que menciona Jorge (por cierto, te tomo prestada tu idea de "la caja lista" para mi programación, ¿te importa?)y algún programa entretenido que se deja ver.
La red, como decís, es mucho más interesante y se muestra como una alternativa de ocio mucho más completa.
Todavía recuerdo el momento en que se anunció la llegada de las televisiones privadas. Todo eran esperanzas que con el tiempo se han visto desvanecer. Creíamos -ilusos- que las cadenas privadas apostarían por una televisión libre y cultural. Nos equivocamos. Todos estos años hemos ido viendo cómo se ha ido embruteciendo con programas basura -al cual más aberrante-.
Paralelamente, confiábamos en la nueva clase política pero los nuevos dirigentes (de todos los colores políticos) han dado muestras de corrupción a todos los niveles.
TV para mí son las siglas de "Te Vi".
Antonio,
Ayer en horas de máxima audiencia televisiva me puse a grabar el poema de Ángel González para el wiki y al acabar sentía una sensación que nunca, nunca había tenido antes como pasivo espectador. Fue flipante la sensación.
Sigo tu blog desde hace mucho tiempo y me siento identificado con tu evolución y tu forma de enfilar los cambios que todo esto está trayendo. Que haya mucha gente que no quiera (o no pueda) darse cuenta de ellos va a provocar, antes o después, un choque que debiéramos prever para suavizar el descarrilamiento.
Un saludo
Coincido en la experiencia de ver mucho menos la tele desde que existe esta nueva ventana, en la que todos podemos asomarnos y participar.
Saludos.
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