01 agosto 2007

Educar en la impersonalidad


Rafael Sánchez Ferlosio, en un sugerente artículo del domingo pasado en El País, reflexionaba sobre Educar e instruir:

(...) Empezaría por poner en entredicho el eslogan de "tratamiento personalizado" con que algunos colegios caros encarecen sus ventajas; en plena conformidad con el pasaje del libro comentado [se refiere a un libro de texto de la asignatura de Educación para la ciudadanía], no es, evidentemente, el Teorema de Pitágoras el que debe adaptarse a las condiciones personales del alumno, sino éste el que debe adaptarse a la esencial impersonalidad de ese teorema. Finalmente, nuestro principio de impersonalidad pondría coto a otra más peliaguda y escabrosa cuestión: la de la perturbadora intromisión de los papás y las mamás en las tareas de la enseñanza. El famoso "derecho" de semejantes figuras de elegir para sus hijos la enseñanza que deseen lo ejercen contratando el colegio que prefieran, pero aquí debería acabarse todo. Los padres tienen con el hijo una relación privada y personal; va contra la naturaleza pública de la enseñanza, donde debe primar en solitario la impersonalidad, el que, violando las puertas contractuales, se monten a cuchos sobre el niño, como un jinete en un caballo de carreras, y se hagan conducir por aulas y pasillos, para que lo particular no deje de controlar y sofocar un solo instante lo que sólo respira plenamente en la anónima atmósfera de los universales. (...)

Supongo que la educación irá cediendo cada vez más ese derecho a la impersonalidad, que, por descontado, no tiene nada que ver con la humanidad, atributo esencial de la educación.

Crédito de la imagen: www.flickr.com/photos/66817203@N00/2395957

2 comentarios:

María José Reina dijo...

¡Ostras, Antonio! Yo también leí el artículo el domingo, y hubiese destacado el mismo pasaje.
Hace algunos días que me "discutí", sin llegar a las manos, con una amiga que se quejaba de que "no puede controlar lo que hace su hijo dentro del aula". Yo le insistí en que ni puede, ni debería, pero no creo que me entendiera ni que me haga mucho caso.

YOFFY dijo...

Todo tiene su lado bueno y malo, gracias a la "intromisión" de padres he tenido colaboración sana, en otros casos han entorpecido mi tarea pues me han quitado las ganas de colaborar yo con ellos. Lo cierto es que estamos llegando en algunos casos a posturas absurdas