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20 julio 2007

Dudas razonables

Se han acabado las oposiciones. Les doy la enhorabuena a mis amigas Puri, Elena y Teresa que han aprobado y también les doy todo mi apoyo a otros, como Pepe, Celia, Elena, Marisol, María José, María o Sandra, que han puesto lo mejor que tenían, pero han quedado descolgados de la rueda de la fortuna.

Gabriela Zayas se ha quejado, con razón, de algunos criterios que se han aplicado y que dudosamente apuntan a la excelencia docente. En este caso, creo que los tribunales han sido los chivos expiatorios de una convocatoria que encerraba gato desde el principio. El REAL DECRETO 276/2007, que regula este periodo transitorio, los próximos cinco años de aplicación de la LOE, avisa claramente de que se ha de dar preferencia a los opositores con experiencia previa, o lo que es lo mismo, que se debe favorecer a los profesores interinos:

"...se valorarán la formación académica y, de forma preferente, la experiencia docente previa en los centros públicos de la misma etapa educativa, hasta los límites legales permitidos." Título VI, Capítulo I

No sé si habrá ocurrido por igual en todos los tribunales, en todas las especialidades y en todas las comunidades, pero mis tanteos con compañeros que conozco y que están a uno y otro lado del paredón dan como resultado un balance claro a favor de profesores interinos. Ahí está el gato encerrado: la administración no ha sabido solucionar el problema de las monumentales bolsas de interinos (en el caso de la Comunidad Valenciana se da el caso de profesores que llevan quince años o más de docencia sin haber pasado nunca por delante de un tribunal y que siguen ocupando los primeros puestos de la bolsa), y deja en manos de los tribunales un sistema que, al no plantear exámenes eliminatorios, permite compensar los conocimientos teóricos con la práctica pedagógica. Y que conste que me parece acertado, pues no es justo que quien pueda flojear en la teoría siendo un buen profesor quede fuera del sistema. Pero, del mismo modo, ese sistema tendría que compensar a aquellos opositores sin experiencia docente previa, que pueden demostrar un amplio despliegue de estrategias y ánimos y que, al no disponer del colchón de puntos de interinidades, están condenados al fracaso. Para ellos, esta convocatoria ha sido una farsa, aunque tal vez les permita acceder a una bolsa en la que, poco a poco, sus integrantes van consolidando su situación. Y lo peor es que quienes tienen pocos puntos o están en los últimos lugares de la bolsa y han aprobado sin obtener plaza se siguen quedando los últimos, por detrás de muchos que ni siquiera se han presentado (ya digo que aquí los interinos no están obligados a presentarse a las oposiciones para mantener su lugar en la bolsa).

Así que me quedo con un sabor agridulce: me alegra saber que aquellos profesores interinos que asumen que las oposiciones son para ellos un compromiso obligado van accediendo al sistema y regularizan su situación; me apena imaginar que en los próximos años quizá no se incorpore al sistema la dosis suficiente de savia nueva que aporte las novedades que necesitamos en los institutos.

Crédito de la imagen: www.flickr.com/photos/48553010@N00/118197469

16 julio 2007

Lugares literarios

Tenía pendiente un meme de lugares literarios, lanzado desde Oteando desde proa, al que me comprometí hace unas semanas. Ahí van algunos de los lugares que más me ha apetecido visitar después de leer algunas obras literarias:
Moguer: La temprana lectura de Platero y yo, de J.R. Jiménez, hizo de Moguer un topos literario muy atractivo para mí. Sus calles blancas y silenciosas, los campos luminosos, los olores... Ya de adulto he visitado Huelva en un par de ocasiones (incluso para opositar), pero no he querido acercarme hasta Moguer por no desilusionarme.
La ribera del Támesis: Cuando leí las delirantes aventuras de Tres hombres en una barca, de Jerome K. Jerome, pensé que algún día repetiría ese viaje en barca a través del curso del Támesis. Creo que hacen excursiones de ese tipo con visitas culturales incluidas, pero es otro de los viajes que tendrán que esperar. Sin embargo, en cierta medida, he compensado esa ilusión con otros viajes en barco por el Canal du Midi.
El valle del Curueño: Tras La lluvia amarilla, leí casi todos los libros que publicaba Julio Llamazares (por cierto, el último, El cielo de Madrid, no me gustó mucho). Me impresionó sobre todo El río del olvido, un viaje sentimental por el valle leonés del Curueño (ahora que se celebra el aniversario de Riaño es buena ocasión para recordar estas desgracias de pueblos desaparecidos). Esta vez sí que cumplí mis objetivos y pude conocer la zona de la montaña leonesa, en la que tengo, además, buenos amigos. Siempre he dicho que, si me pierdo, que me busquen en Babia.
Lisboa: Aquí se invierte el fenómeno: Visité Lisboa un par de veces con doce o trece años y después leí a Pessoa y a Saramago, con lo que la ciudad adquirió un tinte especial. La conjunción de ambos autores y de la ciudad se puede disfrutar con la lectura de El año de la muerte de Ricardo Reis de Saramago.
El páramo: Lugar indefinido de Gran Bretaña que aparece en El sabueso de los Baskerville, de Arthur Conan Doyle, y que representa lo desconocido, lo que permanece ahí fuera a la espera de que hollemos su suelo para descubrir su identidad y la nuestra.

Crédito de la imagen: www.flickr.com/photos/54745487@N00/72712524

13 julio 2007

Este año repito

Este año será la primera vez que repita docencia en cursos consecutivos en el mismo instituto, toda una ventaja de cara a la preparación de clases y de metodología. Además, he aceptado el grupo de 2º de Bachillerato, con lo que me enfrento al reto de la Selectividad, algo que no me ocurría desde el curso 2002-2003. Hay, sin embargo, una diferencia notable con aquella ocasión. Entonces, andaba yo por Madrid y la Selectividad incluía preguntas de Literatura. Ahora, en la Comunidad Valenciana, el temario de Literatura es un pegote incongruente del currículo de Bachiller, pues no hay ninguna pregunta de literatura en la Selectividad y, además, el texto propuesto no suele ser literario.
De modo, que ya veo que me asaltará la duda razonable acerca del peso que deberá tener lo literario en mis clases de Bachillerato. Algunos compañeros me recomiendan claramente olvidarme de la literatura y dedicar todo el curso al comentario de textos y estudio de la lengua; otros, más nostálgicos sin duda, se resisten a olvidar el hecho literario y proponen lecturas sobre las que trabajar.
Todavía no sé qué haré, pero mi intención es que, al menos, lean algún texto literario de referencia. Y, por supuesto, aceptaré vuestros sabios consejos.

Crédito de la imagen: www.flickr.com/photos/99849138@N00/363181143

Autista virtual

Ya pasé una vez por la desazón de leer y no poder escribir. Ahora estoy de vacaciones en un cámping que tiene WIFI, pero es de pago y a precios poco responsables. Así que, gracias a mi Google Reader y a un pequeño agujero que descubrí gracias a la red, puedo leer vuestras entradas en los blogs (sin fotos, sin comentarios, sin extras), aunque no puedo participar.
De modo que soy un autista virtual que necesita volver a la civilización de vez en cuando para socializarse.
Ya sabéis: el pequeño hermano os vigila, pero no os puede reñir ni felicitar (a todos los que habéis participado en la Ayerbe's party, mis más sinceras envidias y parabienes)

Crédito de la imagen: http://www.emezeta.com/articulos/los-tres-monos-misticos