La serie de notas que me ha tenido ocupado en la última semana ha servido para que me dé cuenta del irresistible poder de las listas. Es difícil sustraerse a la tentación de leer listas, ya sea de libros, de personajes premiados, de los más votados en el ámbito que sea, de los más criminales (también, a veces los más votados), etc.
Hace tiempo, en mi rastreo por bibliotecas de saldo, acumulaba en casa toda clase de anuarios y de libros de listas (conservo de la editorial Grijalbo un libro de listas en tres tomos muy famoso en los EEUU), en los que descubría cuál era el lago más profundo o cuál el camión más pesado. De todo ello me quedó la manía de apuntar, casi al estilo contable, todos los libros que compro y que leo (creía que era algo enfermizo, pero veo en la red ejemplos similares).
Ahora, ya veis, me entretengo en confeccionar listas de lecturas, para las que nunca hay límites, pues la gente, fíjate, no para de escribir. Así que, aprovechando que casi todos mis amigos blogueros están escribiendo acerca de la lectura, y siguiendo las reflexiones del profesor Benedicto González Vargas acerca de los hábitos lectores desde la infancia, me animo a dar continuidad a un casi meme lanzado desde Vida de Niki en el que proponía diez obras para leer a los niños en la cama (o en el aula, de Primaria, supongo). Estos son los Diez Grandes Éxitos de la Hora de Dormir en mi casa:
1.- El Flautista de Hamelín (versión flauta perdida con un niño cojo que actúa como héroe).
2.- Los tres cerditos (con Cerdito mayor superdotado y un poco plasta y aburrido).
3.- El pececillo de oro (no es culpa mía que la mujer aparezca como ambiciosa sin mesura).
4.- Hansel y Gretel (los niños encuentran el tesoro de la bruja en un huevo de chocolate, antecedente de los famosos Kinder).
5.- La cigarra y la hormiga (¿qué envidia de cigarra? ¿y por qué cae tan mal la hormiga? ¿es pariente del Cerdito mayor?)
6.- La liebre y la tortuga (la liebre para en un bar de carretera y le da flato ¿no?).
7.- El gato con botas (las influencias del gato permiten a un joven snob hacerse con un montón de fincas rústicas y palacios recalificados al más puro thriller político).
8.- El soldadito de plomo (¿quién no se ha sentido alguna vez soldadito o bailarina?).
9.- El gigante egoísta (conviene recordar la alegría de ser niño).
10.- El príncipe feliz (¡ay! aquellas primeras lágrimas...).
¿Se anima alguien más a confesar las lecturas a sus retoños?
De acuerdo, Antonio, me sumo al meme, aunque lo que cuente deshaga la magia de tu lista.
ResponderEliminarA los míos les leemos historias de la Biblia fundamentalmente, también fábulas de La Fontaine.
ResponderEliminarLo que son cuentos, los leemos más por el día: Caperucita, La sirenita, Blancanieves, Cenicienta, Los tres cerditos,... los típicos de toda la vida.
Ya me gustaría participar en el meme, Antonio, pero en mi condición de tío (ya sabes, a quien Dios no le da hijos, el diablo le da sobrinos) tengo poca experiencia en este tema.
ResponderEliminarA mí de pequeño me gustaban mucho los libros ilustrados, no necesariamente de literatura. Y yo los he regalado a mis sobrinos: de historia, de geografía, de dinosaurios, de máquinas y artefactos...
Cuando mi hijo era muy pequeño, en torno a los cuatro o cinco años, le gustaban bastante los clásicos como "Aladino" o "El patito feo", cuyas historias, al contarlas, yo solía sazonar y alterar a gusto, algo fácil en libros cortos. Luego durante un tiempo tuve que leerle los textos de esos mismos libros ilustrados de los que habla Eduardo. Acabé harta de uno sobre camiones y excavadoras que no dejaba margen alguno para la ficción.Durante su etapa morboso-científica aprendí el sistema circulatorio de la tarántula. Ahora, gracias a los dioses, hemos regresado a la literatura. Cuando quiere otra cosa le digo que se lo lea él.
ResponderEliminarMis alumnos, en cambio, se dejan llevar mejor. A ellos les encanta que les lea historias de todo tipo, incluso jugamos a inventar historias sobre la marcha, a partir, por ejemplo, de una primera frase dada o de una serie de palabras escogidas aleatoriamente.
Antonio, ¿qué me dices de tus lecturas del aula...?
Qué bonito. yo también soy de las de sobrinos, Voy a poner mi lista, aprovéchala para tus nenes
ResponderEliminarGracias a todos por seguir el meme. Veo que coincidimos en la terapia de la lectura, aunque con distintos brebajes y con resultados diversos.
ResponderEliminarAlgunos, como Ana, juegan con valores seguros, y otros, como Beatriz, están más en la onda del Dr. Frankenstein :-)
En mi casa una invitada muy especial es Christine Nöstlinger. Toda su obra encanta a mis hijas de siete y diez años. Las aventuras de Mini (nueve libros) nos ocupararon un par de años de lecturas compartidas. Ahora mi hija mayor está devorando los libros de Enid Blyton de los Cinco que han salido en colección en los kioskos; Celia de Elena Fortuny nos llevó todo un año, unida a la serie que sacó TVE. El rito de irse a dormir con una lectura lo hemos mantenido desde que eran muy niñas, aunque, cuando yo tenía más imaginación, me inventaba los cuentos y salían unas historias trepidantes.
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