Esta tarde me he acercado a la librería Babel de Castelló, una de las más premiadas del país por sus iniciativas culturales. Quería asistir a la presentacíón del último libro de Laura Gallego, Panteón, que cierra la trilogía, editada por SM, Memorias de Idhún. Confiaba en poder saludar a la autora, con quien coincidí en un curso de doctorado sobre el Romancero y, después, cuando empezaba su salto a la fama, en una invitación al IES Cueva Santa de Segorbe (la última vez que hablamos me dijo que pensaba dedicarse a la enseñanza; me habría gustado saber si, con la popularidad que arrastra, sigue con aquella idea).
Traigo al caso todo este rollo para desmentir a quienes pintan de negro los niveles de lectura entre los jóvenes. El local estaba abarrotado, con una cola que serpenteaba entre mostradores. Más de un centenar de jóvenes cargados con dos y tres libros de la autora esperaban pacientes su turno para intercambiar unas palabras, hacerse la foto de rigor y guardar celosamente una firma dedicada.
Conozco a algunos de ellos: son o han sido alumnos míos. Y me emociona verlos tan emocionados. Ya sé que Laura Gallego no es todavía Ana María Matute, o Carmen Martín Gaite. Pero no necesita más. He leído sus libros: están bien escritos y enganchan. Y ese modelo quiero aplicar a mi docencia. Conseguir que la lectura sea ese acto emocionante que arrastra a un chico o chica hasta una librería para ver a su ídolo. Por mucho que yo lo intente, nunca irán a saludar a Javier Marías o a Juan José Millás. Es más, en el momento en que relacionen literatura (entendida como la historia de la literatura que estudian en sus libros de texto) y lectura, dejarán de apasionarse con el acto de leer. Porque, para ellos, todos esos autores 'serios' son aburridos, aunque nos empeñemos en convencerlos de lo interesantes, comprometidos, innovadores, pioneros, ingeniosos, etc. que son o han sido.
Así que, de momento, y pesándome mucho tener que sacrificar a algunos de mis clásicos, procuraré ofrecerles lecturas que los emocionen. Y solo a los valientes, les reservaré los auténticos 'pata negra'.
Por cierto, al final ni siquiera pude saludar a Laura: aquello era la rebelión de las masas.
A propósito de lo que los docentes tenemos que enseñar sobre la lectura te recomiendo leer a Víctor Moreno de quien es esta cita:
ResponderEliminarConsidero un camino equivocado la obsesiva pretensión de hacer lectores en la escuela y en el instituto. Porque no es ésa su función primera y última. Ser lectores, hacerse lectores, forma parte de las decisiones autónomas e íntimas del sujeto. Lo que compete, por tanto, al profesorado es formar a este sujeto para que pueda ser lector.
Víctor Moreno tiene unos libros interesantísimos en Editorial Pamiela. Todos son muy recomendables. Quizá ya lo conocías.
No lo conocía, pero lo buscaré. No tengo muy claro cuál es mi función en la enseñanza, tal y como están las cosas. Pero sí sé que de verdad me produce satisfacción dedicar una clase a comentar lecturas y ver que los chavales se entusiasman y se prestan los libros y los comentan. Puede ser que sin mis indicaciones lo hiciesen igual y que sólo estoy interfiriendo en ese 'acto privado y voluntario'. Pero no quiero convertirme en un esclavo de los contenidos a costa de embutirlos de conocimientos de dudosa aplicación. Así que insisto en mis dos focos: la comprensión y expresión de distintos tipos de textos y el fomento de la lectura.
ResponderEliminarYo estoy contigo, Antonio, buscar lecturas que entusiasmen a los chicos merece la pena, aunque sólo sea por lo bien que se siente uno cuando eso ocurre.
ResponderEliminarAquí es posible descargarse en pdf un interesante libro de Victor Moreno titulado "Lecturas, libros y animación. Reflexiones y propuestas":
http://www.pnte.cfnavarra.es/publicaciones/a.htm
Toda la colección de Blitz, ratón de biblioteca, publicada por la Dirección General de Educación de Navarra merece la pena.
¡Qué sentido común emanan tus propuestas lectoras y educativas! Leerte es recibir un chorro de aire fresco para un profesor que todavía anda tanteando en su camino pedagógico. Porque una cosa son las propuestas y otra es la respuesta que recibes de ellos que a veces es complicada y frustrante. Hay que tener un sexto sentido, que veo que tú tienes para relacionarte con adolescentes. Saludos cordiales. Siempre aprendo contigo.
ResponderEliminarNo sé cómo aprenderán esas personas hurañas que apenas se relacionan con sus alumnos ni con sus compañeros. Yo ando siempre alucinado de la cantidad de cosas que aprendo, por un lado, del contacto diario con los alumnos y, por otro, de vosotros en estos intercambios cruzados de notas (de no ser por los blogs, seríamos una panda de púberes pasándonos papelitos por debajo de las mesas).
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